¿Diferente de quien?

Crítica de Fernando López - La Nación

¿Diferente de quién? parece haber tomado su inspiración de una polémica canción presentada en San Remo 2009, donde a grandes rasgos se contaba la historia de un gay "salvado" por el amor de una mujer y se sugería la peregrina hipótesis de que nadie nace gay y que la homosexualidad constituye apenas una fase pasajera en la vida de una persona, fruto de una desdichada combinación de circunstancias familiares e influencias del ambiente. Aunque emplea casi el mismo punto de partida, para prolongar la historia hasta derivar en un triángulo amoroso sui géneris, el film no busca tanto ironizar sobre los prejuicios en torno del tema, sino valerse de ellos con fines humorísticos. Como el ingenio no abunda tanto como los lugares comunes y al director Carteni parece no haberle alcanzado con aprender el oficio al lado de Daniele Luchetti, Pupi Avati o Giuseppe Tornatore, la comedia resulta bastante plana, se ve afectada por un ritmo cansino y rara vez acierta con el tono chispeante y burlón que pedía la anécdota.

A Piero, ni su condición de gay ni su pública relación con el tolerante Remo (con quien lleva catorce años como feliz pareja) le han impedido hacer carrera como político en una cierta Unión Democrática en la que conviven corrientes de izquierda con otras centristas, ni contar con su propio padre en las filas de sus seguidores. Es un símbolo de la lucha por los derechos de sus pares, si bien todavía no cuenta con el respaldo suficiente para presentarse como candidato a alcalde de su ciudad (presuntamente, Trieste). Pero por esas cosas de la política y del azar, termina siéndolo y con una bella y formal aspirante a vicealcalde, su rival, cuyas posiciones más conservadoras el partido ha juzgado ideales para equilibrar la fórmula.

Como puede suponerse, Piero y Adele se llevan como perro y gato. Por lo menos, hasta que establecen una tregua, cambian posiciones (ella defenderá a los gays; él se ocupará de familia, salud y educación) y empiezan a conocerse de verdad. Lo que viene es fácil de imaginar, aunque el amor -irreprimible como se presenta- trae en este caso novedosos enredos. Hay un galán que no quiere abandonar a su marido, un tercero en discordia, unos cuantos contratiempos en la campaña y alguna sorpresa que complica todavía más las cosas.

El libro de Fabio Bonifacci no supo sacar provecho de una idea que daba para más. Y poco ayudó una dirección que titubea en busca del ritmo y el tono más apropiados. A veces, vienen en su ayuda los actores: la sugestiva Claudia Gerini, la que más se aproxima al estilo alocado y un poco farsesco que precisaba el film; Luca Argentero, ex chico lindo de Gran Hermano , que confirma sus condiciones para la comedia, y el siempre eficaz Filippo Nigro ( La ventana de enfrente ). Pero no alcanza.