¿Diferente de quien?

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Hora de elecciones

Una comedia centrada en un candidato a alcalde gay.

El cine italiano podría patentar un estilo: la comedia con cafeína. De El último beso a esta parte, y a juzgar por las muy pocas comedias populares de ese país que aterrizan por aquí, da la impresión de que el género allí se ha convertido en una competencia de velocidad: de planos, situaciones y, especialmente, diálogos. A los 7 minutos de esta película (contados “por reloj”) ya habían pasado más cosas de las que suceden en toda la trilogía de El Señor de los anillos ...

Probablemente sea una exageración, pero lo cierto es que ¿Diferente de quién? es una película que corre a ninguna parte durante 90 minutos. Hora y media que, extrañamente, parece el doble, ya que las volteretas narrativas son muchísimas y, pese a la velocidad, la cosa no termina jamás.

Una comedia centrada en el ámbito de la política, intenta contar lo que pasa cuando, por una casualidad propia del cine de Frank Capra, un precandidato gay a alcalde de Roma de un partido “de centro” termina ganando la candidatura por accidente. Pero el partido no lo quiere porque imagina que la gente no está preparada, mucho menos ellos, para un alcalde gay.

Pero como él no se baja, lo “emparejan” con una vice completamente distinta: una mujer recatada, seria y profesional, que viste de traje y habla de valores familiares tradicionales. Cómo es que las dos personas pertenecen al mismo partido es algo difícil de entender, pero aquí tenemos muchas experiencias similares, así que un espectador local podrá tomarlo como lo más natural del mundo...

De llevarse mal a llevarse bien habrá sólo un tramo. Pero cuando se enamoran y ponen en peligro la estabilidad sentimental de él (en pareja hace 14 años; ella es divorciada), la cuestión se hundirá en terrenos cada vez más pantanosos. Husmear, aunque sea de manera absurda, cómo los italianos ven sus manejos políticos, puede ser simpático por un rato, pero luego la película abandona el tema casi por completo para dedicarse a pintar un triángulo amoroso de confusión sexual que finalmente es mucho más pacato y poco “progresista” de lo que pretende ser.