Días de vinilo

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Días de vinilo es sin dudas uno de los mejores estrenos argentinos del año y todos los elementos que conforman el film merecen ser analizados y destacados por separado.
Pero primero hay que centrarse un poco en su creador, Gabriel Nesci, dado a que ésta es su ópera prima y aún así logra que el espectador con ojos y oídos avispados reconozca su trabajo y su sello dado a que la identidad de su producto televisivo (la genial serie Todos contra Juan) está impregnada a lo largo de la cinta.
Así es como se pueden encontrar pequeños homenajes y referencias al cine a través de comentarios de los protagonistas y detalles para ser descubiertos.
Pero la grandeza de la película recae en otro lado: la música. Ya desde el título se puede vislumbrar una identidad retro y hasta nostálgica que acompaña la historia de dos formas, por un lado con temas originales de artistas internacionales (una rareza en el cine nacional) tales como Queen, Rod Stewart, Morrisey, INXS, Phil Collins y temas que hacían The Beatles (no originales de ellos) quienes aquí están gracias a la banda tributo The Beats. Además hay música original donde se destaca el tema escrito por el director e interpretado por Emilia Attias.
La otra forma en la cual la música acompaña es en la narrativa en sí misma porque hay continuas referencias hacia íconos del rock y sus leyendas con principal hincapié hacia el mejor cuarteto de todos los tiempos.
De esta manera es como nos adentramos en una historia de amistad y amor a través de las vivencias de cuatro amigos que se conocen de toda la vida y que ahora están en sus treinta y pico y que se encuentran en un momento crucial: uno de ellos se casa.
El argumento se desglosa en cuatro historias que confluyen en una. Y así es como conocemos a Damián (Gastón Pauls) que es un guionista que busca reinventarse mientras intenta superar la separación con su ex (Carolina Peleretti), al mismo tiempo que intenta adecuar su nuevo trabajo a las exigencias de Leonardo Sbaraglia, quien se interpreta a sí mismo, y conoce a Vera (Inés Efrón) quien le dará a su vida un giro bastante interesante y situaciones muy graciosas.
También nos encontramos con Luciano (Fernán Mirás) un locutor radial un tanto obsesivo que está de novio con Lila (Emilia Attias), una cantante pop que no tolera sus celos y que le escribe una canción que cuenta sus peores defectos. Ella también complicará la vida de otro de los amigos: Facundo (Rafael Spregelburd) quien siempre soñó con ser compositor, pero trabaja en un cementerio privado. Él está a punto de casarse con Karina (Maricel Alvarez).
Por último tenemos a Marcelo (Ignacio Toselli) que lidera una banda tributo a The Beatles sin ningún tipo de éxito y es muy especial con sus relaciones sentimentales. Un día llega a su vida Yenny (Akemi Nakamura) dentro de lo que es un muy inteligente guiño para cualquier beatlemaníaco.
Tanto los cuatro actores principales como el resto del reparto se lucen en sus respectivos personajes y arrojan con gran elocuencia las líneas de un guión ingenioso y que da lugar a la reflexión sobre las relaciones y la vida así como también por momentos hace descostillar de risa.
Mención aparte para Fernán Mirás cuya actuación probablemente sea la mejor de su carrera hasta la fecha.
Lo último para señalar es la rápida fotografía propia de un videoclip que genera un relato visual muy dinámico, lo que hace una vez más que el director deje bien puesta su marca.
Es casi imposible salir de una proyección sin que Días de vinilo te genere algún sentimiento positivo, es una de esas películas que nos recuerdan el por qué nos gusta ir al cine y pasar un buen rato dentro de la sala.
Y como si esto fuera poco Gabriel Nesci logra lo que muy pocos realizadores han conseguido: transformar una nota musical en un fotograma, convertir una canción en una película. La verdadera magia del cine, el más completo de los artes.