Días de vinilo

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Costumbres argentinas

“Días de vinilo” es una típica comedia costumbrista alla argentina remasterizada. Quizás eso quiere sugerir el título y es corroborado por el guión.

Los protagonistas son cuatro amigos que rondan los cuarenta años y que se conocen desde niños, ya que se criaron en el mismo barrio (no se especifica, pero es algún barrio de Buenos Aires).

Damián (Gastón Pauls), Luciano (Fernán Mirás), Marcelo (Ignacio Toselli) y Facundo (Rafael Spregelburd) conforman un grupo típicamente porteño, con neurosis, ilusiones, vicios y virtudes característicos del habitante promedio de esa ciudad. La particularidad que presentan es que han tenido que crecer a caballo entre dos siglos y sienten una fuerte nostalgia por aquellos elementos simbólicos que estaban presentes en la infancia, en particular, los referidos a la música popular, con gran influencia de grupos musicales extranjeros.

De allí que los antiguos discos de vinilo adquieren el valor de fetiche, constituyen el objeto de devoción ante el que todos se rinden. Los chicos crecieron atesorándolos como objetos de culto y cada uno ha tratado de hacer una carrera artística de algún modo vinculada al ambiente musical.

Facundo es vendedor de parcelas en un cementerio privado y despunta el vicio ideando jingles publicitarios ad hoc, Damián es un guionista de cine semifrustrado, Luciano es locutor de radio y Marcelo sobrevive alquilando habitaciones de su casa a turistas extranjeras (mujeres) mientras mantiene una banda de tributo a Los Beatles desde hace veinte años.

Ahora están todos convocados porque Facundo anunció que se casará con su novia (Maricel Álvarez) y así uno se va enterando de la situación sentimental de cada uno. Damián vive extrañando a su ex pareja (Carolina Peleritti), quien lo dejó provocándole un trauma profundo del que no puede recuperarse, aunque aparecerá Vera (Inés Efrón), una vendedora de cosméticos aficionada al teatro, para rescatarlo. Luciano vive un romance tormentoso con una cantante pop en ascenso, inescrupulosa y manipuladora (Emilia Attias), que lo vuelve loco de celos. En tanto que Marcelo, militante contra el compromiso afectivo con las mujeres, caerá en las redes de una colombiana que pondrá en crisis su soledad (Akemi Nakamura).

Visión idealizada

También aparece Leonardo Sbaraglia haciendo una parodia de sí mismo y del mundo del cine en general, manifestando una especie de autocrítica de ese ambiente invitando al espectador a no tomarlo muy en serio.

Los temas que despliega el director debutante, Gabriel Nesci, son el amor, la amistad, la vocación, el temor a crecer, a madurar, a asumir compromisos, que contrasta con una visión idealizada de la vida que siempre hace tropezar a los protagonistas con la cruel realidad.

Con humor, Nesci hilvana una serie de situaciones típicas, en la que no faltan las traiciones y agachadas, como siempre ocurre aun entre los mejores amigos, aunque nada será tan dramático como para quebrar los sólidos sentimientos que los mantienen juntos. Y la moraleja es que tendrán que crecer aunque se resistan y asumir las responsabilidades que ello implica, con sus logros y sus fracasos.