Días de vinilo

Crítica de Juan Pablo Ferré - CinemaScope

Navegando en un mar de referencias

Días de vinilo es la primera película de Gabriel Nesci, creador y director de Todos contra Juan, una muy divertida serie argentina de relativo éxito hace un par de años protagonizada por Gastón Pauls, que interpretaba a un actor de más de treinta que había sabido ser una estrella de la televisión cuando era adolescente. El argumento giraba en torno a la búsqueda del éxito de Juan mediante la ayuda de diversas figuras rutilantes de la tv a quienes perseguía hasta conseguir alguna audición para una obra, serie, película o publicidad. El mejor atributo de este programa era endilgarle a cada actor famoso -que se interpretaba a sí mismo- una particularidad extraña (Mariano Martínez era demasiado buen tipo, Daniel Fanego era un obsesivo de los valores y de la familia, Gustavo Garzón era un ególatra insufrible, Mirta Busnelli era cleptómana, etc.). El otro gran hallazgo de la serie fue el personaje de Sebastián de Caro, Tony, el encargado de descubrir esas rarezas y hacérselas notar a Juan, y un freak y obsesivo con sus propios mambos también. Todos contra Juan fue una serie excelente, especialmente en su primera temporada, con un humor muy particular, muy referencial y muy poco visto en otros programas nativos.

Lo primero que llama la atención de Días de vinilo son varios parecidos con aquella serie del año 2010: la voz en off de Gastón Pauls, nuevamente entre cursi, solemne y paródica; el personaje interpretado por este mismo actor, cuyo physique du role es casi calcado del Juan Perugia de la serie (aquí no hay riñonera, pero si una gorra, barba larga y esa forma de caminar como si los pies pesaran); algún actor interpretándose a sí mismo; y una batería de referencias descomunal, inagotable, buscada adrede y con mucha efectividad desde el costado humorístico. Hay un metalenguaje constante, todo el tiempo los personajes hablan de otra cosa, sea una película, una canción, la historia de una banda, una serie de TV, un actor, Todos contra Juan y hasta la propia película. El hecho de que el guión haga encajar todas esas referencias culturales y las ponga en juego en armonía, hasta el punto de ser la película en sí misma material de una referencia, es un hallazgo interesante dentro de un marco de una película muy entretenida.

Días de vinilo cuenta la historia de cuatro amigos que siempre tuvieron dos temas de conversación preponderantes: la música y las mujeres. Uno de ellos, Facundo (Rafael Spregelburd, de El hombre de al lado), está a punto de casarse. Damián (Gastón Pauls) busca terminar un guión "serio" para una película, ya que su primera obra fue devastada por su ex (Carolina Pelleriti), una crítica de jerarquía. Mientras tanto, Marcelo (Ignacio Toselli) intenta triunfar con su banda tributo a los Beatles y Luciano (Fernán Mirás) trabaja junto con la futura esposa de Facundo como presentador de radio, mientras sale con la estrella pop del momento (Emilia Attias). Cada historia tendrá su nudo, su tiempo, su particular interés. En cada historia tendremos lugar para la risa y para la empatía. Este buen guión que triunfa al armonizar tantas referencias culturales distintas también llega a buen puerto al no proponer un protagonista definido y dejar a cada historia su fluir natural, su desarrollo completo, sin olvidarlo, sin minimizarlo. El otro punto fuerte de la historia son los diálogos, con gags realmente imaginativos, efectivos y permanentes. Todo ese complejo ensamble, amenizado por una banda de sonido estupenda, con música original de Queen, Morrisey, entre otros, con un par de canciones compuestas por el director y también con música de The Beats en los momentos en que la banda tributo a The Beatles toca en pantalla.

Cercana a Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000), por su manera de contar historias de amor y endulzarlas con temas clásicos del rock, Dias de vinilo cuenta con muy buenas actuaciones, de entre las que se destacan la de Fernán Mirás que interpreta a un hipocondríaco que no puede parar de somatizar difícil de olvidar. También es bueno el trabajo de Maricel Alvarez y Rafael Spregelburd, muy creíbles en sus papeles de futuros mujer y marido, y una interpretación curiosa de Inés Efrón, a quien no hemos visto tanto en papeles convencionales (recordemos que es la protagonista de dramas muy formales como XXY, El niño pez y El nido vacío). Por su parte, las participaciones especiales de Leonardo Sbaraglia y Alfredo Castellani (el representante de Juan Perugia en la serie) no tienen desperdicio.

Días de vinilo es otra gran película nacional, que viene en un año muy bueno en cuanto a lo que se suele llamar "cine comercial". Ya veníamos de varios dramas muy buenos y aquí nos encontramos con una comedia que no pasará desapercibida para los cinéfilos. Muy entretenida, muy agradable, muy graciosa. Muy recomendable.