Días de vinilo

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR… AMIGOS, CINE Y ROCK’N’ROLL

Los hombres rara vez podemos sentirnos identificados con las películas románticas. Y si lo hacemos, es muy probable que otros pongan en duda nuestra hombría. Pero en días tan raros como estos, el cine nacional se despacha con una genial comedia hecha para el sensible que todo macho lleva dentro. Contada al ritmo de los mejores temas del rock mundial, DÍAS DE VINILO (2012) es una redonda y divertidísima película coral centrada en las vidas amorosas de cuatro amigos de la infancia - Damián (Gastón Pauls), Luciano (Fernán Mirás), Facundo (Rafael Spregelburd) y Marcelo (Ignacio Toselli) -, que deben aprender a confiar, olvidar, perdonar y arriesgar para dar un último paso hacia la madurez. No es un clásico inolvidable (como muchas de las canciones que mencionan sus excéntricos personajes a lo largo film), pero sí hay buenos actores, bellas mujeres, una excelente banda sonora, geniales diálogos y una simpática forma de caer en los lugares más comunes del género.

Con varios puntos de contacto con ALTA FIDELIDAD (HIGH FIDELITY, 2000), la opera prima de Gabriel Nesci (creador de la serie “Todos contra Juan”) nunca llega a ser tan madura como esta en cuanto a sus ideas acerca del amor. El principal problema de esto es que ocupa varios minutos de su metraje en descabelladas historias que, si bien aportan mucho del humor, restan al verosímil y al desarrollo de las mejores tramas. Está todo bien con ver a uno de los personajes ser detenido por la policía con una herida de bala, mientras llevaba a un rockero moribundo al hospital; o con recrear la historia de la separación de “Los Beatles” ante la llegada de una pseudo Yoko Ono colombiana. Divierten y mucho, pero más hubiese preferido ver dos horas completas de la dupla de Gastón Pauls e Inés Efrón. Ambos desbordan talento, ternura y una química tan inesperada como entrañable. Es ahí - o con la sordera de un graciosísimo Fernán Mirás o los impredecibles cambios de Leonardo Sbaraglia - cuando DÍAS DE VINILO mejor funciona. La dirección es más que correcta y el guión es entretenido e inteligente, pero también posee algunos personajes, subtramas o relaciones más descuidadas que otras, y una representación de las mujeres que no dejará a la platea femenina muy contenta (dejando de lado a Inés Efrón, las demás chicas de la película son controladoras, infieles, frías u obsesivas).

Además del amor, las mujeres y la música, Nesci se dedica a rendirle tributo a otra de sus pasiones: el 7° arte. Hay menciones y referencias a sus films favoritos - la de VOLVER AL FUTURO (1985) es buenísima -, pero también una ácida crítica a los clichés más obvios y gastados de las comedias románticas. Sin embargo, llegando al final, DÍAS DE VINILO termina aceptándose como una más del género y usando dichos clichés orgullosamente. Curiosamente, esa autoconciencia la hace más rara, original, fresca y disfrutable de lo que uno podría esperar. Incluso con pequeñas reminiscencias a la filmografía de Woody Allen - no solo el título nos recuerda a DÍAS DE RADIO (RADIO DAYS, 1987), sino que varios de los personajes son unos neuróticos bárbaros envueltos en las más incomodas y bizarras situaciones -, DÍAS DE VINILO no teme usar la magia del cine para contar su historia. No busca ser 100% creíble, ya que está llena de momentos que jamás pasarían en la vida cotidiana, pero es 100% honesta. Y al decírselo al espectador de frente, este puede relajarse, disfrutar tranquilo y dejar pasar esos clichés que tantas veces presenció (y odió) en otras idas al cine, pero que aquí funcionan de maravilla. En nuestro mundo nadie corre a revelarle su amor a alguien en un discurso épico frente a una multitud, y esta película hace que nos lamentemos eso. Porque además de divertirte y emocionarte, DÍAS DE VINILO intenta - con buena música y una pizca de cinefilia - hacer la vida real un poquito más épica/romántica. Primer paso: empezar con un buen clásico a todo volumen, girando en un tocadiscos.