Diario de un seductor

Crítica de Daniel Castelo - Infonews

Depp, perdido en Puerto Rico

Basada en la novela del incendiario periodista estadounidense Hunter Thompson, esta historia protagonizada por Johnny Depp cuenta el derrotero de Kemp (alterego del autor), reportero gráfico pero más que ninguna otra cosa, escritor, que llega a Puerto Rico en busca de trabajo, un techo y, quizá, una vida que valga la pena vivir.

Allí, en tierra inhóspita, en plenos años 50, con la paranoia provocada por la guerra fría haciendo estragos en todo el continente americano, este periodista extraviado en si mismo se topa con una red de corrupción en torno al negocio inmobiliario. Sin embargo, por sobre todas las cosas, Kemp encuentra los ojos y la figura celestial ("creí que eras una sirena") de Chenault (Amber Heard), a la sazón, pareja del poderoso empresario que le ofrece a nuestro (anti)héroe un jugoso negocio profesional que lo obliga a callar verdades.

La novela que dio origen a este film tiene la impronta tóxica propia de la pluma y la vivencia en carne viva de su autor, un recorrido moderado respecto de algunos de sus textos más característicos (los que dieron origen a Pánico y locura en Las Vegas, por ejemplo) pero que dejan en claro que la ruta de Thompson no esquiva jamás la intoxicación y el riesgo kamikaze, en todos los frentes.

Sin embargo, las imágenes logradas por Bruce Robinson (quien hacía dos décadas que no dirigía) no están a la altura ni de la novela original ni del personaje que retrata ni tampoco de Johnny Depp, que a su personaje le aportó los matices que conocimos en la película de Terry Gillam y no mucho más, en parte por la mínima marcación desde detrás de cámaras, lo cual da la impresión de un papel logrado de taquito, sin riesgo.

Hay buenos momentos, todos con Depp, claro, a quien casi no hay toma que lo deje afuera (cuando conoce a la femme fatale del relato, o cuando es procesado por prenderle fuego a un policìa). Pero no hay más que eso en un largometraje menor, que no logra terminar de sintonizar con lo que está contando, ni acaba tampoco de darle el tono oscuro y decadente que ameritaba la aventura.