Diana

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

En “Diana” prevalece la actual cultura del chisme

No diremos que está mal hecha, pero se alarga demasiado esta película sobre un supuesto romance secreto de la princesa Diana con un médico de origen pakistaní, que encima pone al finado Dodi Al-Fayed como una especie de gancho para provocarle celos al otro. Se acabó la imagen de los dos enamorados, te usaron y encima te moriste como un zonzo, pobre Dodi con toda la plata que invertiste en la rubia aquella.

Pero eso es porque los responsables de la película tomaron como palabra santa el amarillista libro "Diana. Her Last Love", de una productora televisiva, Kate Snell. Ahora ya es tarde, no importan las críticas y desmentidas de familiares y gente que sabe, la cultura del chisme prevalece y es más sabrosa, y con el tiempo se convierte en verdad revelada.

Fuera de esto, la platea amiga de ricos y famosos tiene para entretenerse. Dentro del palacio de Kensington hay una joven rica que tiene tristeza, un morocho que la reanima, lujos y placeres, luego viajes a piacere, mucho ornato, la atracción del drama, etcétera. Las actividades filantrópicas de Diana (campañas contra los explosivos personales, apoyo a diversas entidades médicas solidarias, remate de su guardarropas con fines benéficos en Nueva York, etc.) se ilustran de modo colorido, apresurado y superficial, como en las revistas "del corazón", y para mayor empatía varios planos remiten hábilmente al recuerdo de ciertas fotos muy difundidas en su oportunidad. Con eso, mucha gente que ahora ve esta historia revive también su propia historia. Para ella va la película.

Eso sí, mucho vestuario y reconstrucción de los 90 pero la muchacha sale un día rodeada de guardaespaldas y a la noche anda sola por la vía, sin nadie que la vigile. Eso suena a solución fácil del libretista, que se creyó que estaba haciendo "La princesa que quería vivir", donde Audrey Hepburn se escapa a pasear en motoneta con Gregory Peck. Encima, el actor que representa al susodicho médico más que hijo de ricos pakistaníes parece el hijo de Peter Sellers en alguna película tipo "La fiesta inolvidable. La segunda generación".

Se trata de Naveen Andrews, el que hacía de Sayud Jarrah en "Lost". En cambio Naomí Watts está perfecta, sólo que innegablemente más linda y más vivaracha que la verdadera Lady Di. Guión, con vuelo televisivo, Stephen Jeffreys. Director, Oliver Hirschbiegel, el mismo de "La caída" y "Cinco minutos de gloria" (hombre capaz, ya vendrán tiempos mejores). Víctima sobreviviente, el doctor Hasnat Kahn, que existe de veras y que con tanto bochinche alrededor de su vida amorosa se tuvo que mudar a Malasia.