Diamante

Crítica de Néstor Burtone - Otros Cines

Los sonidos del silencio

Filmada en el municipio homónimo de Entre Ríos, ubicado en la orilla oriental del Paraná, y estrenada en la Competencia Argentina del último Festival de Mar del Plata, Diamante es un retrato sobre la vida de Ezequiel, a quien se lo muestra vinculándose no sólo con el entorno, sino también con su familia y, por sobre todas las cosas, con el inminente futuro laboral como pescador. Claro que su madre no está demasiado de acuerdo con que descuide los estudios. Para colmo, el Paraná muestra varios síntomas de contaminación ambiental.

El paranaense Emiliano Grieco, encargado de la dirección, el guión y la fotografía, desarrolla los primeros minutos del film mediante una cámara no intrusiva, dejando inicialmente que las acciones fluyan con naturalidad. Como en el cine de Iván Fund, Grieco parece interesarse por las particularidades de la comunicación no oral, cediéndole gran parte de atención a los gestos y a los silencios.

Sin embargo, sobre la mitad del metraje se deja de lado esa búsqueda poética para, en cambio, sobrecargar el relato de imágenes de la naturaleza contaminada cuya significación grupal resulta inequívoca. Así, del bellísimo y enigmático plano de un amanecer furiosamente rojo del comienzo se pasará a la reiteración de pequeñas viñetas -casi inserts- sobre las consecuencias de la mano del hombre. Diamante es, entonces, una película que va de más o menos.