Destrucción

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Nuevamente, como en la angustiante "Las horas", de Stephen Daldry, Nicole Kidman transforma su rostro como odiándolo en largas secciones de maquillaje y se entrega con intensidad a su personaje. En "Las horas" era una gran escritora, Virginia Woolf, debatiéndose en el caos de la vida. En "Destrucción" se introduce en el viaje interior de Erin Bell, ese que puede permitirle al fin enfrentarse con su realidad.

"Destrucción" es el drama policial en el que una detective no puede escapar a un pasado que la marcó, cuando como policía encubierta integraba una banda delictiva para lograr desenmascarar a un criminal de nombre Silas (Tobin Kebbell). Su va y viene entre el pasado conflictivo y el presente intenta convertirse en catarsis de una situación que no puede superar.

Si las drogas le provocaron traspiés en el pasado, el alcohol lo está haciendo ahora y a esto se suman los problemas afectivos que no puede resolver como madre de una adolescente. Por eso, volcada nuevamente a su trabajo policial, se mete a fondo en su oficio para intentar develar la muerte de un hombre y de alguna manera compensar tanto cúmulo de fracasos personales.

Con una aceitada mecánica narrativa, objetivos claros en un guión bien construído, mano dura para el diseño de caracteres y el control de la acción y del suspenso, esta realizadora independiente es una presencia valiosa en el nuevo cine yanqui. Crítica del "sistema de estudios" americano, amante del "corte final" y -según dicen- "dueña de una constancia oriental", como sus orígenes lo revelan, Karyn Kusama ("El cuerpo de Jennifer") promete más de una sorpresa. En este caso, su unión artística con la camaleónica Kidman, en notable trabajo, potencia el drama policial.