Destino final 5

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

Morir 5 veces

Sin que nadie lo esperara, o lo pidiera, o al menos lo pensara, llega la quinta parte de la franquicia Destino final. Y si, es de esas películas que a uno lo tientan a decir cantidad de lugares comunes, como que es intrascendente o sólo para fanáticos y, de hecho, los es, sin embargo, a pesar de lo absurdo y a veces ridículo de la propuesta, también es un entretenimiento con bastante humor negro y mala leche.

Ya la olvidable cuarta parte de Destino Final se anunciaba como la última de la supuesta saga que ya como trilogía parecía agotada, más allá de la buena primera parte y de la muy buena Destino Final 2. Y sin darnos cuenta terminamos de ver la 5, y si encima hacemos filosofía barata, podríamos pensar que todo en esta vida es cíclico y que de repente estamos de nuevo en los años 80; cuando se estrenaba Volver al futuro y cuando los estudios se dedicaban a hacer sagas interminables, especialmente de películas de terror. Estaban la torpe saga de Halloween, la insoportable de Martes 13 y la “a veces buena” de Pesadilla en Elm Street. Y hoy ya contamos con 7 Juego del miedo, 4 Scream, 3 películas de zombies de George Romero en 6 años y por supuesto 5 destino final repitiendo un esquema conocido (como en toda saga), en este caso: Gracias a la visión o premonición de una persona, un grupo arquetípico de adolescentes en plena ebullición sexual y con fácil acceso a estupefacientes, se salvan de un mega accidente fatal. Ahora por haber esquivado ese destino, la muerte los perseguirá uno a uno hasta que todos cumplan ese designio prefijado, es decir, morir cuando la parca tenía planeado que murieran.

En el caso de Destino Final 5, los muchachos en cuestión se salvan de un grotesco y cinematográficamente entretenido accidente en un puente colgante que se desploma. De hecho el punto fuerte en toda la saga ha sido la narración violenta y detallista de la “premonición” del accidente que tiene el protagonista, aquí no se queda atrás, la escena del puente desplomándose es absolutamente bestial.

Steven Quale, alguien sin demasiada experiencia como director, pero si un trabajador de la industria que ha sido, entre otras cosas, ayudante de dirección de James Cameron, intenta un film vertiginoso, que termina siendo apurado. Porque, si bien Destino final 5 ya no tiene demasiado que explicarle al público con respecto a los mecanismos de la muerte (y por extensión, los de la película) hay un desarrollo torpe de personajes y situaciones. Hay algún agujero en el guion en los 30 minutos de film luego del accidente del puente, los personajes pasan de no entender nada, a saberlo todo y de repente Destino Final 5 se convierte en la colección de muertes extravagantes que todos, más o menos, esperaban. Por lo tanto Quale deja de construir algún tipo de narración y va “a los bifes” sin estadio previo convincente lo cual parte al film en dos.

Por otro lado, como simpatizante del cine de terror en todas sus formas, debo decir que si en algo no falla Destino Final 5 es en lo retorcido y morboso de las muertes. Es una divertida colección de empalamientos, pinchazos, quemaduras, caídas y quebraduras de decenas de huesos. Y además, hay un uso medianamente justificado del 3d en el sentido más efectista de sus posibilidades, esto es, sangre y tripas que vienen a la cara.

Entonces, no era de esperarse mucho más de Destino Final 5, es mejor que la anterior entrega y tiene un giro final que le agrega un poco de originalidad a la propuesta. Y aún así, más allá de sus fallas argumentativas y de ritmo entretiene y divierte, aunque se olvidará con rapidez.