Destino anunciado

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Inquietante pacto de silencio

Del director Juan Eduardo Dickinson se ha conocido "Un día en Constitución". En esta segunda película, igual que en la anterior, se ocupa de personas que trabajan, que pasan por situaciones a veces trágicas, que casi nunca tienen trascendencia.

Este es un policial dramático, en el que sus protagonistas son dos choferes de micros de larga distancia, a los que la vida llevó por distintos caminos.

Olivo (Manuel Vicente) más comunicativo que su compañero, esconde varios secretos. Conoce a todos en la ciudad de San Pedro de Jujuy, cerca de Río Grande, donde a veces va a pescar con Pocho (Luis Machín). Este es más minucioso, detallista y disciplinado. Mientras, Olivo se dedica a seducir a la chicas que suben al micro, es amigo de la policía de la zona y tiene una camioneta que no se sabe cómo adquirió.

EL PARADOR
En un parador de la ruta, en el que se detienen en cada viaje para comer, Pocho simpatiza con una joven camarera que lo atiende, Clarita (Celeste Geréz).

Una noche en que se hizo tarde, Clarita le pide a Pocho y Olivo que la acerquen por la ruta hasta la entrada deln pequeño pueblo en el que vive: El Fraile.

Pocho está a punto de jubilarse y es un hombre que no parece pedirle nada más a la vida. No es ambicioso, ni tampoco aspira a casarse, pero con Clarita le ocurre algo. Se interesa por ella, hasta que la muchacha un día es reemplazada y en el parador no le dan detalles.

LAS MENTIRAS
Ese acontecimiento no se sabe por qué le cambia la vida a Pocho. Se toma unos días de vacaciones y se acerca hasta El Fraile. Va a un hospedaje precario del lugar y le dicen que ese pueblo de pocos habitantes, en su mayoría, vive de lo que dejan los trabajadores "golondrina", que muchos llegan de Bolivia.

Algunos datos oscuros, gente que miente, otros que lo amenazan, lo llevan a descubrir que en el lugar existe una encubierta prostitución de chicas, que todos intentan disimular. A partir de ese momento su búsqueda de Clarita se hace más intensa, con los riesgos que so implica.

Juan Eduardo Dickinson tiene un correcto manejo de situaciones, pero no ahonda demasiado en los personajes y muchas de sus escenas no quedan claramente resueltas. Lo meritorio de su trabajo es esa atmósfera misteriosa, en la que se presiente un peligro latente y le sirve para sostener la tensión entre los distintos personajes. Son convincentes los desempeños de Luis Machín (Pocho), Manuel Vicente (Olivo) y Celeste Geréz (Clarita).