Desobediencia

Crítica de Alina Spicoli - Estrelladas TV

Ser libres de elegir

“Desobediencia” (Disobedience, 2017) es una película dramática dirigida y co-escrita (junto a Rebecca Lenkiewicz) por Sebastián Lelio (Gloria, Una Mujer Fantástica). Basada en la novela homónima de Naomi Alderman, el reparto está compuesto por Rachel McAdams, Rachel Weisz (que también es productora), Alessandro Nivola, Bernice Stegers, Cara Horgan, Anton Lesser, entre otros. Fue presentado en el Festival Internacional de Cine de Toronto, así como también se proyectó en el BAFICI de este año.

La historia se centra en Ronit (Rachel Weisz), una fotógrafa que vive en Nueva York. Mientras está en su trabajo, recibe una llamada donde le comunican que Rav Krushka (Anton Lesser), su padre rabino, falleció. Debido a este suceso, Ronit regresa a la comunidad judía ortodoxa londinense donde pasó los primeros años de su vida. Allí se reencuentra con sus amigos de la infancia Dovid (Alessandro Nivola) y Esti (Rachel McAdams) y, para su sorpresa, se entera que están casados. Sin embargo, el amor que se tenían Ronit y Esti no tardará en reaparecer.

En esta oportunidad, Lelio nos mete de lleno en una colectividad tan seria como estricta. El cielo nublado, junto a la fotografía grisácea y la música solemne, ayudan a crear una atmósfera religiosa opresiva regida por reglas: dos personas al saludarse no pueden tocarse, el acto sexual debe realizarse cada viernes, las mujeres tienen que usar peluca y polleras largas, etc. El director no juzga estas costumbres, sino que las usa como escenario para desarrollar un relato de amor prohibido.

Y ahí es donde entran en juego nuestras dos protagonistas: con sólo intercambiar miradas Rachel McAdams y Rachel Weisz transmiten todo lo que les pasa, logrando que por sus interpretaciones la trama mantenga el interés a pesar de tener un ritmo lento y con más silencios que diálogos. Por un lado tenemos a la independiente Ronit, que decidió alejarse de la comunidad judía al no querer para ella ese estilo de vida. Al irse, también se distanció de su padre, por lo que ahora sus sentimientos son complejos respecto a su muerte. Al volver a Londres, se nota el desprecio implícito de los judíos hacia su persona, como echándole la culpa de que no estuvo para el rabino cuando éste la necesitaba, cuando en realidad nadie fue capaz de avisarle en su momento que el hombre sufría de neumonía.

Por otra parte, Esti contrajo matrimonio con Dovid y es maestra en la escuela local. En la cara de Rachel McAdams se puede vislumbrar lo reprimida que está, haciendo que la tensión esté perfectamente manejada en ese primer encuentro luego de tantos años entre Dovid, Esti y Ronit. Los rumores de un amorío en la juventud de las mujeres resurgen ahora que Ronit está en el pueblo, por lo que se puede ver con claridad cómo se juzga al diferente. Conceptos como el matrimonio y el tener hijos son fundamentales allí, y si se tienen otras ideas la reprobación se hace notar enseguida.

Las últimas palabras del padre de Ronit, que justo fallece cuando estaba dando un sermón, se conectan a la perfección con el tema principal del film: la libertad individual de elección. Alessandro Nivola brinda uno de los mejores momentos de la película con un discurso sobre la voluntad propia del ser humano, lo que nos conduce a un desenlace tan acertado como emocionante.

Puede que a “Desobediencia” le sobren varios minutos, sin embargo la química entre las Rachels por sí sola vale la pena. Además, el director plasma una moraleja muy necesaria para la sociedad de hoy en día: el respetar las decisiones del otro sin juzgar, por más que tu propia religión no esté de acuerdo con que dos personas del mismo sexo se amen.