Desmadre

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

El secuestro intrascendente

"Llega un momento en que un piano se da cuenta de que no ha escrito un concierto". Con esa frase -perteneciente al clásico "All About Eve"- se indica con magistral ironía que cada uno debe ocupar el sitio que le corresponde. En el caso de un actor se debe comprender que es eso, un instrumento dentro de una orquesta que tiene un director y una partitura escrita por otro. Pero a veces hay excepciones, talentosos capaces de escribir, dirigir, actuar, producir y hasta musicalizar una película. Chaplin, Jerry Lewis, Mel Brooks, Clint Eastwood y tantos otros, son muestra de ello.
No es el caso de Jazmín Stuart. Actriz de escaso vuelo, apenas correcta, que ahora se lanza como guionista y directora. No lo hace sola, se apoya en Juan Martínez; pero ignoramos que tanto hizo cada uno. Como sea, el resultado es negativo.
La pareja nos cuenta la historia de una post adolescente que desde el inicio nos hace saber que es fruto de una aventura de su progenitora, quien en lugar de abortarla decidió "probar" como era ser madre. No le salió. Y Carla (Florencia Otero) no solo carece de padre sino que además tiene una madre ausente que vive en España. La madre (Claudia Fontán) vuelve un día debido a que su ex pareja, y dueño del departamento donde vive Carla, fue secuestrado.
Como es obvio, se ensaya algo parecido a un acercamiento entre madre e hija con las reglas de cada una. Son como dos extrañas, y si algo salva minimamente a este filme es la actuación sobresaliente de Otero.
El relato es fallido por donde se lo mire. La narración es confusa, en determinadas escenas nada indica que estemos ante un flashback hasta que empezamos a hilar por nuestra cuenta, con la lógica distracción que eso implica. Idas y venidas en el tiempo que no son claras, y la construcción de relaciones entre algunos personajes que no son presentadas con el mínimo rigor que hacer una película exige. No faltan lugares comunes como el mostrar a una nihilista muchacha por el centro porteño observando con extrañeza a los señores de corbata, o con la mirada perdida en un viaje en tren. Hacia el final -como por arte de magia antes que por tener un buen guión- las cosas toman el camino de lo inverosímil, coronando así el sinsentido general.
Cabe rescatar algunas pocas escenas bien logradas, gracias a las actuaciones en general de un elenco algo desparejo. Ariadna Asturzzi, como la mejor amiga de Carla, logra buena química con Otero, y juntas protagonizan los momentos más llevaderos de la película. Pero que no alcanza.