Desierto particular

Crítica de Alex Arellano - CineFreaks

En búsqueda de la libertad.

Daniel Moreira (Antonio Saboia) es un policía de licencia por uso de violencia extrema en el entrenamiento a un cadete, que lidia con un sentimiento de agobio y frustración, el cual sólo se alivia cuando conversa con Sara, a quien conoció de manera virtual y debido a la lejana distancia que los separa, jamás se han visto personalmente.

Además de esto, Daniel lucha con la impotencia de ver a su padre, un oficial de alto rango ya retirado, luchando contra el Alzheimer y las consecuencias de notarlo desgastado día a día y tener que ocuparse de él. Sin dudas, su padre es su modelo a seguir, él tiene una idolatría hacia esa figura paterna, pero lo sofoca el deterioro en que su padre se encuentra.

La historia se divide en dos tramos: la presentación de los personajes, principalmente Daniel, su padre, su hermana y la misteriosa Sara. La segunda parte de la historia se da cuando, abruptamente, el protagonista decide emprender un viaje, sin avisar a nadie para encontrar a su enamorada. Pero más bien es una huida de sus propios problemas, tanto con su trabajo, como su vida cotidiana que ya se han convertido en un gran pesar.

Luego de un largo viaje de más de tres mil kilómetros, ese mundo idílico que esperaba Daniel no va a ser tal, y esa magia que tenían con Sara tampoco se reflejará como ambos esperaban. Será más bien un viaje hacía la introspección y la búsqueda de dejar salir a flote los sentimientos, dejar de lado prejuicios entre ellos y ver que pesa más para cada quien.

Desierto particular, es una producción brasileña dirigida y guionada por Aly Muritiba, que plantea mucho más que un contexto de enamoramiento en un país tan homofóbico como Brasil. El verdadero punto de quiebre es la identidad, tanto de Daniel como de Sara, quienes viven dos vidas completamente insatisfactorias y su máximo deseo es abandonar el lugar que habitan.

Necesitan dejarse ser, dejar florecer a la persona que tienen dentro, Sara, principalmente, cuyo alias oculta a un chico gay de nombre Robson, que tiene que trasvestirse para enmascarar su homosexualidad de la comunidad en la que habita, ya que esta jamás lo aceptará tal como es. Y Daniel, porque más allá de haberse enamorado de un hombre, se enamoró de una ideal, pero ese ideal va más allá del género de la persona, sino de la profunda necesidad de romper con la estructura del legado familiar, de cargar, aunque sea por unos días, de tener que cuidar al padre y correrse de sus frustraciones.

Sin dudas es una buena película para plantearse qué es lo que a uno lo hace feliz en la vida, más allá de una persona, de un género o de una profesión. Ayuda a romper lo impuesto por las estructuras, la iglesia, el patriarcado y la educación familiar. Si bien la historia por momentos se vuelve chiclosa y un poco larga, la moraleja y el desenvolvimiento del tramo final valen las dos horas frente a la pantalla.