Deshora

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

La alienación del día a día

En su "opera prima" la directora salteña Bárbara Sarasola-Day explora la intimidad y el deseo que aparece entre tres personajes, que conviven en una vieja finca en la zona de los cerros, en la provincia de Salta.

Sarasola-Day arma un interesante tablero de situaciones, en el que Helena (María Ucedo), Ernesto (Luis Ziembrowski), su marido y Joaquín (Alejandro Buitrago), el primo de la mujer, que llega a la vieja casona, provoca el despertar de ciertos deseos tan ocultos, como temidos.

"Deshora" va descubriendo las distintas capas que provocan conflicto entre esos personajes, que oscilan entre un deseo sexual reprimido y un desasosiego interior que ninguno de los tres sabe como encontrarle un cauce acertado.

TRAS LAS PAREDES

Helena y Ernesto son dueños de esa finca, en la que crían caballos y cosechan tabaco. Todo parece ir bien en la pareja, sólo que detrás de las paredes de su dormitorio se esconde la frustración de no poder tener hijos.

Ese dolor, que marca sus vidas, adquiere nuevos matices con la llegada de Joaquín, un joven que es primo de la mujer y por lo que estuvo internado en un neuropsiquiátrico.

Joaquín consume drogas y se convierte en un personaje tan extraño, como provocativo para la pareja que conforman Ernesto y Helena. A tal punto que ese silencio cargado de intenciones ocultas de Joaquín, terminará despertando en los dueños de casa un deseo negado, que un día explotará a través de un acercamiento primero con la mujer y luego entre los dos hombres.

SESGO CONSERVADOR

Su final trae a la memoria, la intención de esta nueva directora salteña, de querer mostrar la asfixia que a veces tiñe las vidas de los habitantes de algunas de las provincias del interior, los que con tal de preservar su estilo tradicional de vida, son capaces de matar, sin ningún pudor.

El trio de actores se destaca por una exigencia de matices interpretativos y sentimientos, que se transmiten a partir de las miradas y de la sutileza de los gestos, a los que Luis Ziembrowski, le aporta una excelente calidad comunicativa; mientras María Ucedo, tiene la valiosa labor de mostrar a esa mujer que sufre en silencio su imposibilidad maternal y Alejandro Buitrago, le aporta una sutil máscara de misterio a su papel de intruso en esa casa en la Salta profunda.