Desequilibrados

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

La nueva propuesta cinematográfica de ficción del director Juan Baldana (Sintientes; Arrieros; Raúl. La democracia desde adentro; Los del suelo; Los Ángeles) resulta un fiel testimonio de la crisis en tiempos de pandemia, que nos acerca a dimensionar la obra de Silvio Gesell, quien estudió las alternativas económicas que nos permitirán desarrollar una sociedad más justa y equitativa.

Desde el inicio, las tomas aéreas sobrevuelan la ciudad de Buenos Aires atravesando sus calles y plazas despobladas. Los espacios vacíos remiten al estado de aislamiento social y preventivo de los ciudadanos. Frente a ese escenario cuasi apocalíptico y desconcertante, la población vivencia el desempleo, la crisis económica y la falta de productividad.

A partir de ese contexto distópico que invita a repensarnos, la historia girará entorno a su protagonista, Rodo (destacada interpretación de Miguel Di Lemme) un abogado con poco trabajo, que atraviesa una crisis de pareja con Milena (María Canale) y se encuentra abocado a la escritura de un libro sobre el pensador alemán Silvio Gesell, que llegó a la Argentina en 1887 creando una teoría, a partir de la crisis que se vivió en 1890, sobre la economía natural en la que el dinero circule sin acumularse. De esa forma lograba la reactivación económica, la generación de empleo, el estímulo de la demanda, y la mayor recaudación fiscal para evitar la inflación.

Mientras el virus avanza sin discriminar y falla el sistema sanitario en asistir, Rodo se enferma y su editor, Macintosh (Lautaro Delgado Tymurk) lo intima para que entregue el manuscrito, del que sólo le importa el rédito económico. Ante tantas presiones, Rodo hará lo imposible para luchar contra el sistema a fin de transmitir a la gente el pensamiento de Gesell, el cual ayudará a enfrentar el capitalismo salvaje en el que vivimos.

Rodada, en su mayor parte, en el interior del departamento del protagonista, la cámara sigue de cerca las rutinas y el proceso de adaptación a la pandemia y a la soledad, mientras el joven lidia con estados febriles que retrasarán su ansiado proyecto. La construcción de la atmósfera, cada vez más asfixiante, responde a la psiquis de un personaje presionado por la urgencia de hacer algo por la comunidad. Si el espacio se muestra comprimido, el tiempo se dilata por el encierro, y la información externa llega a través del sonido fuera de campo o de videos llamadas que dan cuenta de lo que sucede a su alrededor, con la ambivalencia que oscila entre lo detenido y lo que fluye, como el nacimiento de su sobrino.

Bajo esa extrañeza, el delirio provocado por la fiebre crea imágenes oníricas sobre la figura de Gessell (Pablo Nuñez) o en los paisajes marítimos de la localidad que lleva su nombre como homenaje. Esas imágenes no sólo dan aire y luz ante el clima de escenas opresivas sino que reconstruye el ideal al que aspira Rodo como hombre y discípulo del teórico alemán.

Como en Sintientes (2020), documental que respondía al lema “una transformación es posible”, Baldana vuelve a abordar con solidez visual y narrativa una problemática en relación a los cambios de paradigmas necesarios para mejorar las desigualdades y opresiones causadas por el neoliberalismo. Y también elige hacerlo desde personajes que responden y simbolizan valores humanos, como vimos en Los del suelo (2015), que luchan mancomunadamente para cambiar la realidad y defender a los más vulnerables.

Desequilibrados refleja la inmediatez para actuar contra el sistema en busca de ese equilibrio pensado y propuesto por hombres como Gesell, del que poco se sabe o se prefirió olvidar, a pesar de haber sido fuente de toda la disciplina económica del siglo XX en el mundo.

DESEQUILIBRADOS
Desequilibrados. Argentina, 2021.
Dirección: Juan Baldana. Guion: Juan Baldana y Julio Archet. Intérpretes: Miguel Di Lemme, Maria Canale, Lautaro delgado Tymruk, Jorge Román, Luis Ziembrowski, Natalia D´Alena, Pablo Nuñez, Julio Cesar Archet, Nicolás Schneider. Montaje: Leandro Aste. S.A.E. Fotografía: Alejandro Giuliani- ADF. Cámara y dron: Santiago Lopez Basualdo. Sonido: Pablo Irrazabal. Música: Sergio Vainicoff. Dirección de Arte y Vestuario: Lucila Presa. Duración: 92 minutos.