Desde mi cielo

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

La otra vida de la joven Susie

Susie Salmon (Saoirse Roran) es una muchacha soñadora y tímida que proyecta su vitalidad interior a quienes lo rodean, su círculo más íntimo. Es la hija adorada de su padre (Mark Wahlberg) y una fuente de sobresaltos para su madre (Rachel Weisz), que la tuvieron siendo aún muy jóvenes. Una tarde otoñal, cuando apenas tiene catorce años, Susie es asesinada y pasa automáticamente a un estado incierto, entre la vida y la muerte. Con su alma atrapada en este umbral del cielo (un lugar que se parece a todo lo que ella ama), y pese a que sus esfuerzos son bastante infructuosos, Susie intenta mantener el contacto con su familia y con el muchacho al que amaba en secreto. De paso, intentará poner en evidencia a su asesino y descubrirá unas cuantas cosas sobre la forma en que su muerte afecta al mundo que va dejando atrás.
Peter Jackson es un hombre con personalidades múltiples. Un cineasta esquizofrénico que a veces saca de la manga una megaproducción como "King Kong" y después baja los decibeles con la delicada, diluída adaptación de una novela melancólica y macabra como "The Lovely Bones", de Alice Sebold. El resultado es un despliegue visual y musical notable, sin la suficiente fuerza para encarnarse en el espectador (como sí sucedía en "Criaturas Celestiales", cuando Jackson manejaba presupuestos modestos y sorprendía a propios y ajenos con ese talento innato que le permite pasar de un género a otro sin perder frescura).
A las personas sensibles nos resulta sencillo dejarnos ir flotando en el microuniverso personal de una adolescente atrapada en su propio Limbo, pero ni siquiera la compensación visual equilibra lo endeble de la trama por momentos. Las actuaciones, sobresalientes en el caso de Stanley Tucci y Susan Sarandon (impecable abuela disfuncional), no alcanzan para darle el suficiente relieve a una historia que golpea bajo por momentos y resulta previsible en su totalidad. A Saoirse Roran la vimos en un notable rol protagónico en "Expiación, deseo y pecado" a inicios del año pasado, y en esta ocasión su adolescente desgarbada ofrece más una composición de manual, exagerada y poco convincente, que apenas va remontando hacia las últimas escenas. Le tocan las peores líneas de diálogo y las situaciones más embarazosas, por efectistas. Pasa sin pena ni gloria, cuando debería haberse convertido en un personaje más bien entrañable.
En definitiva, y pese a la alta calidad de su cine, Jackson defrauda con el producto más tibio de toda su filmografía. No le faltó jugarse; simplemente, la historia no daba para más. Mucho marco para tan poco contenido.