Desconocido

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

El Hombre que Sabía Demasiado Poco

Allá lejos y hace tiempo, a mediados de los ’90 se estrenó VHS directamente, una comedia intrascendente del intrascendente Jon Amiel, llamada El Hombre Demasiado Poco. Protagonizada por Bill Murray contaba las desventuras de un turista estadounidense en Londres, involucrado en una conspiración de espías, mientras que en realidad creía estar participando de un show televisivo con cámaras ocultas. Se trataba de una comedia menor, pero la gracia y presencia de Murray hacía el asunto digerible, además de que había varias referencias al cine de Hitchcock y Blake Edwards.

La acción se tomaba en un tono de solfa, de forma tal, que cualquier tipo de inverosimilitud o incoherencia la hacía perdonable.

En Desconocido se “respeta” un poco más el tono hitchcoiano. Sin duda, la idea de un hombre amnésico imbuido en una suerte de complot internacional para asesinar a un jeque árabe que desea hacer la paz invirtiendo en un recurso natural que reemplace al petróleo (mag guffin bien tonto, inverosímil, estúpidos si los hay dando vueltas), le hubiese encantado al maestro Alfred. Pero lo cierto, es que Jaume Collet Serra ha olvidado una regla básica que tenía el creador del suspenso en el cine: devela “el argumento” o “trama” de forma dosificada y no todo junto, como sucede acá.

Y esto no es nuevo en el director catalán. Si había un “pecado” en La Huérfana, film anterior y muy superior a este seudo-thriller conspirativo, es que develaba el asunto en un abrir y cerrar de ojos, incorporando a un personaje a último momento. Claro, que en una historia con tintes de película de terror clase b inglés setentoso, se puede considerar, que dichar “revelación” es bastante coherente. Más allá de eso, los climas y la vueltas de tuerca de la película de la “niña” asesina era más original, divertida y sensata que la de este complot.

Nuevamente, en este caso, incorpora un personaje a último momento para reforzar el argumento risible que ya se venía cayendo hacía rato, y que termina explicando “el asunto”. Claro, que en la piel de Frank Langella, el mismo, es mucho más simpático. El resto es una suma de clisés, lugares comunes, estereotipos y giros previsibles.

Además seamos honestos, pareciera que para la estrecha mente industrial de Hollywood, Berlín sin nazis o espías de la Guerra Fría es una ciudad aburrida para filmar. Así que, nuevamente, se pueden escuchar los ecos de la cortina de hierro entre las pintorescas veredas germanas. Solo que esta vez, por suerte, los villanos provienen de Estados Unidos y los alemanes y comunistas olvidados (al igual que en RED, pero con menor ironía) salen al rescate.

Si en lo narrativo, Desconocido hace agua, en lo estrictamente cinematográfico hay que reconocer que Collet sabe construir un relato, incorporando tensión, buenas dosis de acción, algunos efectos especiales, sin abusar de ellos, y toda la maquinaria de artificio video clipero que puede “enganchar” al público. Hay una destacable persecución a lo Jason Bourne y Liam Neeson repartiendo tiros, golpes y patadas es más convincente que con las espadas (de hierro o láser).

Por suerte, el mayor acierto del veterano Joel Silver, fue encontrar un elenco de notables actores internacionales. La mayoría desperdiciados en personajes acartonados, superfluos, sin carisma ni sorpresas, pero que le aportan un tono de “seriedad” o “calidad” al film: Aidan Quinn, Diane Kruger, Sebastian Koch, Rainer Bock, los ya mencionados Neeson y Langella. Pero sobre todo, vale destacar la naturalidad, sencillez, humildad y profundidad dramática que le aporta el gran Bruno Ganz en cada fotograma que aparece en pantalla. Si hay un solo personaje que no parece un robot en toda la película, ese es el agente Jürgen, que interpreta con gran sobriedad el actor suizo que vino al último Festival de Mar del Plata.

Apenas un mero entretenimiento, Desconocido es un film que cumple lo que promete. Sin embargo, habría que avisar en Hollywood que hace más de 20 años que la cortina ha sido rasgada.