Desconocido

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Debo reconocer que no soy un fanático del rumbo que ha tomando en los últimos años la carrera de Liam Neeson, quien devino en héroe apto para cualquier película de acción. Cuando se estrenó Búsqueda Implacable mi razonamiento fue que de haber sido protagonizada por alguna musculosa estrella del cine de los ’80 y principios de los ’90, habría sido lanzada directo en DVD, pero como el papel principal lo obtuvo un actor “serio”, se la consideró equivocadamente de lo mejor del 2008. Con semejante mochila de prejuicios a cuestas es difícil ver una película como Desconocido sin tratar de encontrar el error que confirme que estamos ante una más del montón. Es grata la sorpresa al comprobar que uno se halla frente a un thriller entretenido y cautivador, que no sólo no fracasa como se esperaba sino que sale muy bien parado.

Tras la llegada a Berlín, Martin Harris y su esposa (January Jones) toman un taxi hasta el hotel en donde él participará de una conferencia médica, sólo para notar que debe volver hasta el aeropuerto porque olvidó su portafolio. El auto que lo lleva de regreso sufre un accidente que lleva al protagonista a un profundo coma de cuatro días. Sin pasaporte o documentos que verifiquen su identidad, el doctor comprobará que ha sido sustituido por otro hombre que afirma ser el verdadero señor Harris. Lo destacable de esta realización es que el protagonista irá conociendo el estado de su situación al mismo tiempo que lo haga el espectador, generando así que los elementos flojos sean aquellas conclusiones sobre aspectos de los que no se había hecho mención alguna. Tanto Harris como quien mira desde afuera entienden que las alternativas son dos en igualdad de condiciones, locura o conspiración, optando por la segunda sólo cuando un intento de asesinato la vuelven evidente. Este tipo de sorpresas favorecen a una trama que se ve empañada cuando se hace referencias a agencias de espías o adelantos tecnológicos cuyas menciones buscan explicar lo sucedido a falta de imágenes que puedan hacerlo.

En la medida en que la historia se vaya desarrollando será sencillo pensar en que se trata de demasiadas coincidencias, es decir la sustitución de identidad se produce recién a partir de un aleatorio choque automovilístico. Estas ideas quedan clausuradas cuando el detective Jürgen (Bruno Ganz) plantee lo mismo en forma explícita, abriendo la posibilidad de que haya otra explicación con mayor lógica. Así, con una inesperada vuelta de tuerca, la película encuentra su justificación, convirtiendo al accidente en causa y no efecto de lo que ocurre con el protagonista.

Nuevamente Jaume Collet-Serra logra sorprender con una propuesta diferente, como hiciera en el 2009 con Orphan, redimiéndose por haber realizado House of wax años atrás. Con un buen elenco encabezado por Liam Neeson y Diane Kruger, el realizador se da el lujo de que dos roles secundarios como los de Frank Langella y Bruno Ganz puedan lucirse y tengan su propio duelo como veteranos de guerra, armados sólo con convicciones y palabras. Con algunos interesantes momentos de tensión e infaltables persecuciones a toda velocidad por calles desconocidas, el director toma los pedazos dejados por Búsqueda implacable dos años atrás y rearma una mejor película, con un protagonista que no es una máquina de matar y, principalmente, con un guión detrás.