Desconocido

Crítica de Marina Yuszczuk - ¡Esto es un bingo!

Desapercibido

Es bastante gracioso que una película se llame Desconocido y se estrene el mismo día que El cisne negro y El ganador (dos que van al Oscar), Pirañas 3D, y hasta una cosa sospechada de fiasco con el nombre de Soy el número 4 que todo el mundo comparó con Crepúsculo (arte disuasoria, velocidad y economía: basta con que una crítica diga en su primera línea “se parece a la de Robert Pattinson” para que cincuenta millones de seres humanos no vayan ni locos). Quiero decir, a esta película le faltaba llamarse Desapercibido para tener más puntería. Igual, a la hora de armar el programa del día, esta ñoñita echó manó de Imdb, buscó Desconocido y leyó “Jaume Collet-Serra”. ¡Aaaahhh! Decidido. Con el recuerdo fresco y todavía feliz del día en que ¡EEUB! fue en malón a ver La huérfana, y todos la pasamos bien y el público aplaudió como en un estadio cuando la madre le pateó la cabeza a la siniestra nenita devenida siniestra vieja al grito de “I´m not your fucking mother!”, fui entusiasmada a ver la de Collet. O Serra, como se diga.

Acá se trata de un caso de identidad usurpada cuya víctima es el siempre durísimo Liam Neeson (perdón, es que me tiene harta, siempre con sus ojitos caídos perfectos para el papel “I lost my wife”). La película empieza con unos planos de Berlín con pretensiones wimwenderianas (porque sí), y eso me tendría que haber dado la pauta de algo porque después hay muchas más torpezas en Desconocido. El Dr. Martin Harris llega con su esposa rubia y amada a Berlín para asistir a una conferencia, toman un taxi al hotel, al bajar se da cuenta que perdió su attaché (¿papi se escribe así?) en el aeropuerto, y sin chiflarle a su señora que está a veinte metros se sube al primer taxi y va corriendo a buscarlo. Todo muy rápido, todo muy de manual, todo dispuesto como para que uno piense “acá va a pasar algo, sobre todo porque Diane Kruger es la taxista, y en realidad este grandulón se lo merece por irse así sin avisar y sin llevar el teléfono, el muy zopenco”. Bueno, accidente, coma por cuatro días, regreso para comprobar que ahora hay otro Dr. Martin Harris, y ahora qué hago con mi vida, y yo quién soy, etc.

En fin, desconocido es un batido del Hitchcock de Intriga internacional y Notorious con espasmos y zooms alla Tony Scott con un buen cazabobos (Bruno Ganz+Berlín filmada como lo hizo Wenders, cosa de que el cinéfilo archivista lea “citas”) y varias cosas más, como un par de persecuciones de autos que están buenas. Y después mucha pero mucha torpeza, sobre todo en el personaje de Diane Kruger que es una inmigrante ilegal venida de Bosnia y habla como si estuviera en una de Ben Stiller. El McGuffin es bello: se trata de un choclo (sic) inventado por científicos generosos, que crece en todas partes y podría ayudar a que haya menos hambre en este mundo. Lo que pasa es que un príncipe copado de Arabia Saudita lo quiere regalar y perderse un negocio millonario y entonces bueno, intento de asesinato, etc. Lo mejor es Bruno Ganz, dignísimo en el papel de un ex policía de la Alemania del Este (lástima que algún idiota quiso mechar reflexiones históricas y le hace decir cosas como “los alemanes olvidamos todo, primero olvidamos que fuimos nazis y después olvidamos que fuimos comunistas”, bla, así como para que alguien diga algo sobre el “trasfondo político” de la película), y el maíz, y los accidentes de auto, y lo peor es casi todo lo demás, en esta película tremendamente mal editada en la que no quedan restos de la sobriedad de La huérfana. Ignoto, digo Desconocido, se merece pasar un poco desapercibida entre tantas películas mejores.