Desconocido

Crítica de Fernando López - La Nación

Demasiados giros innecesarios y escaso rigor en una historia improbable

A partir de una distracción y un accidente, Desconocido pone en juego desde el principio una intriga que ha de sufrir infinidad de giros e irá enmarañándose cada vez más con el único fin de alimentar el suspenso, sin ahorrar rebuscamientos ni incongruencias y, lo que es más grave, sin poder dar al complicado armazón una salida satisfactoria. La distracción sucede a la salida del aeropuerto de Berlín, cuando un experto en biotecnología que debe asistir a una conferencia internacional olvida cargar en el taxi un maletín colmado de documentos, incluidos los personales. El accidente sucede un poco después: cuando el hombre percibe su falta, corre a recuperarlo y termina siendo víctima de un catastrófico accidente que lo deja en coma cuatro días, al cabo de los cuales vuelve en sí sólo para comprobar que nadie -ni su esposa ni sus colegas- lo reconocen, y que alguien ha ocupado su lugar y se ha apoderado de su identidad. Desde entonces, le costará establecer si es él quien ha perdido la razón o si ha sido víctima de una gigantesca conspiración cuyos objetivos ni siquiera sospecha.

Solo, en un país extraño y con el exclusivo apoyo de una bosnia indocumentada y un ex agente de la stasi convertido en detective, intentará desentrañar el misterio, lo que obliga a un Liam Neeson bastante maduro a esforzarse en escenas de acción, batirse a golpes con villanos notoriamente más jóvenes, participar de improbables persecuciones por todo Berlín y, sobre todo, tomar en serio cuanto despropósito acumula la afiebrada imaginación de los libretistas, empeñados en sumar sorpresas aunque en el camino queden montones de cabos sueltos y la credibilidad se haga humo. El desfile de personajes incluye a un generoso príncipe oriental, fanáticos que quieren asesinarlo, científicos filantrópicos, organizaciones secretas donde revistan antiguos verdugos de cara torva, y una red de asesinos aptos para todo servicio.

El tema de la identidad, que al principio parece central, es esta vez apenas la excusa para un thriller que parece venido de los tiempos de la guerra fría, pero ni siquiera llega al nivel de las menos logradas aventuras de 007.