Demonio de medianoche

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

“Demonio de medianoche”, de Travis Zariwny
Por Ricardo Ottone

Entre el pelotón de películas de terror no demasiado destacadas pero que se estrenan con asombrosa puntualidad y frecuencia en la cartelera argentina, es abrumadora la cantidad de películas sobre casas embrujadas, poseídas, acechadas o invadidas por alguna entidad sobrenatural y hostil. En ese montón un poco indeterminado y casi indiscernible es difícil encontrar algo que se destaque o haga la diferencia. En el caso de la presente Demonio de medianoche ni siquiera el título local ayuda. ¿Notaron la cantidad de títulos extranjeros de terror a los que la distribución argentina les adosa casi por default las palabras Demonio o Diablo aunque estas no estén en el título original y ni siquiera el mentado personaje forme parte de la trama?

En cualquier caso, Demonio de medianoche, remake norteamericana de una película irlandesa de 2013, no tiene mucho de nuevo para ofrecer más que el rejunte o pegote de algunas tendencias o subgéneros del cine de terror como las mencionadas casas embrujadas, el terror adolescente, los juegos sobrenaturales al estilo Ouija y sobre todo los personajes de leyenda urbana a la manera de Candyman, Mothman, Slender Man, etc. En este caso el personaje sobrenatural en cuestión es el Midnight Man (Hombre de Medianoche) al cual se lo convoca en un ritual a la medianoche como parte de un juego por el cual este entra en la casa, tiene el poder de reconocer los miedos de los participantes y se convierte en una amenaza a la cual evitar mediante determinadas reglas hasta las 3:33 AM, momento en que debe retirarse. Si uno llega entero a esta esa hora está a salvo. Si no, bueno, se imaginan.

La pregunta siempre en estos casos es quiÉn manda a los protagonistas a meterse en esa situación por propia voluntad sin una buena razón que justifique el riesgo. No se molesten en buscar esa razón porque acá no la van a encontrar. Los incautos de turno son Alex (Gabrielle Haugh) y su amigo Miles (Grayson Gabriel). Alex vive sola en una casona con su abuela (Lin Shaye) a quien tiene que cuidar ya que sufre de demencia y algunos traumas que se irán develando con el correr del relato. Una noche la abuela le pide a Alex que le busque un viejo espejo de mano en el altillo y allí encuentra supuestamente de casualidad una caja que guarda los elementos y reglas del juego por el cual se convoca al Midnight Man. Miles cae de visita y como evidentemente no tienen nada mejor que hacer ambos cumplen con todos los pasos necesarios del ritual. Parece un chiste pero la única motivación parece ser que lo hacen porque pintaba. También encuentran una pistola cargada, con el mismo criterio podrían haberse puesto a jugar a la ruleta rusa.

La arbitrariedad es la norma. En un momento del film se menciona que al Midnight Man no le gusta perder y por eso a veces hace trampa. Haciendo honor a su monstruo/villano, el director y guionista Travis Zariwny también hace trampa y saca de la manga situaciones y personajes para la ocasión, cambia las reglas cuando le conviene, mete flashbacks ilustrativos de lo que acaba de revelar, hace que personajes entren y salgan de la casa y de la trama como Pedro por su casa y les hace recitar unos diálogos anodinos o sobreexplicativos que cuentan lo que ya se mostró o se está mostrando en ese mismo momento.

La escasa filmografía de Zariwny tampoco hacía esperar demasiado. En 2016 estrenó La cabaña del miedo, remake de Cabin Fever (2002) de Eli Roth, con críticas paupérrimas. Los que sí tienen un currículum más respetable para los amantes del género son Robert Englund (el querido Freddy Krueger) y Lin Shaye (Pesadilla en lo profundo de la noche donde actuó junto a Englund, Critters, The Hidden, la saga La noche del Demonio), que aparecen casi desperdiciados. Y es que los actores, los jóvenes y los históricos, hacen lo que pueden con ese guión y esos textos. El punto más flojo es la protagonista Gabrielle Haugh, su compañero Grayson Gabriel se defiende con cierta dignidad, Englund cumple con su presencia aunque su papel es casi decorativo y apenas sirve para que entre a dar un par de explicaciones que no se supo cómo dar de otra manera, mientras que Shaye es la única que puede generar un poco de inquietud a partir de su interpretación.

Ningún momento del film es capaz de provocar o de generar miedo, siquiera un susto módico de sobresalto. Situaciones potenciales se terminan antes de llegar a ningún lado y ni siquiera queda el consuelo de reírse por las razones equivocadas. Y si lo protagonistas atraviesan una noche de amenaza, los espectadores apenas atraviesan una experiencia intrascendente.

DEMONIO DE MEDIANOCHE
The Midnight Man. Estados Unidos. 2016
Dirección: Travis Zariwny.Intérpretes: Gabrielle Haugh, Lin Shaye, Robert Englund, Grayson Gabriel, Emily Haine, Kyle Strauts. Guión: Travis Zariwny, sobre una historia de Rob Kennedy. Fotografía: Gavin Kelly. Música: Olaf Pyttlik. Edición: Kyle Tekiela. Dirección de Arte: Réjean Labrie. Producción: Cassian Elwes, Frankie Lindquist. Diseño de Producción: Melanie Rein. Distribuye: Impacto: Duración: 95 minutos.