Declaración de vida

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

La guerra y la paz

Del mismo modo que Romeo y Julieta tuvieron que hacer frente a la contienda por causa de su amor, los protagonistas de esta historia, de nombres homónimos a la clásica novela, también tuvieron que enfrentarse a una batalla donde pelearan por la salud de su hijo.

Valérie Donzelli, protagonista y directora de esta ficción, narra su experiencia entre hospitales y barbijos junto al padre de su hijo, Jérémie Elkaïm, quién personifica el mismo papel.

En Declaración de Vida, no se encuentran escenas para que el espectador derrame lágrimas. En este caso, esquiva los golpes bajos y no se ubica en el abismo entre la vida y la muerte al extremo, así se encuentren en ese debate. Porque la película no apunta en esa dirección, sino en demostrar que a pesar de estar viviendo una terrible situación, se pueden sobrellevar de otros modos, con alegría, aceptación y fuerza.

La primera escena de la película nos ubica en el presente, y en un fundido sonoro nos remonta en un flashbacks al principio de la historia, donde los chirridos generados por una resonancia magnética se fusionan con los de la música electrónica.

Romeo y Julieta se conocen en una noche de fiesta y comienzan una historia de amor que es narrada con grandes elipsis para llegar al momento que ha nacido Adam. Con el paso de los meses, los padres detectan que algo no está bien en la salud de hijo. Y en este punto es cuando se despliega la odisea de toda la familia para aguantar de pie esta guerra. El tiempo pasa, y es narrado desde la perspectiva de Romeo o de Julieta en voz en off, el amor se debilita, pero no la esperanza y la fortaleza para continuar.

Si bien Declaración de Vida, es una película alegre y entretenida, a pesar de su temática, la directora utiliza recursos innecesarios para escenas que están de sobra, como el "video clip" donde los protagonistas cantan (al mejor estilo Christophé Honoré) para describir lo que están sintiendo. También se perciben escenas similares a Tenemos que hablar de Kevin, donde Tilda Swinton participa de la corrida de toros o en la secuencia donde la pareja disfruta de su romance se asemeja con la película, también francesa, Un Suceso Feliz. Por supuesto que este último ejemplo no hace ni sombra, por el tema que trata o por las actuaciones, al film de Valérie Donzelli.