Deadpool

Crítica de Martín Torres - Fuera de campo

Por más que Ben Affleck, Henry Cavill, Margot Robbie y Jared Leto se paseen por las calles de Los Angeles con sus remeras que leen "Fuck Marvel", el esfuerzo que debe hacer DC para estar a la altura de su competencia es mucho mayor. Exceptuando algunos fanáticos y puristas de los comics, cada estreno cinematográfico de Marvel Studios es recibido por la crítica y en la taquilla con los mejores ánimos. Fue así como lograron imponer en el mercado a héroes que muchos ni conocían (véase el caso de Iron Man en su momento o Ant-Man más recientemente). DC, por su parte, se jacta de ser más fiel a sus orígenes realizando películas de superhéroes en vez de filmar comedias con sus personajes heroicos. Debatible, sin dudas. Pero si ese fuera el caso, Deadpool bien podría ser la película más perfecta de Marvel, capaz de combinar justificadamente el humor característico de sus producciones con un antihéroe bufonesco que no puede mantener la boca cerrada.

Ryan Reynolds recibe una segunda oportunidad para redimirse encarando al mismo personaje que supo interpretar (con un rechazo bastante unánime) en X-Men Origins: Wolverine. Contemplando que también sufrió un duro revés cuando se puso en la piel de Linterna Verde, la película unitaria de Deadpool parece más que una revancha. Y los guionistas de ésta cinta saben sacarle el mayor provecho a la situación aludiendo con humor a los dos fracasos de Reynolds en el mundo cinematográfico de los superhéroes. Es precisamente la capacidad de Deadpool de romper la cuarta pared e interrumpir su relato (anti)heroico la que permite que la película derrape con un humor sin precedentes dentro del mismo universo Marvel. Tanto es así que en Estados Unidos y Argentina fue prohibida para menores de 18 años, mientras que en otros países como México la censura se encargó de cortar las partes más picantes para que encajara dentro de la categoría +15.

La estructura narrativa de la película alterna entre flashbacks que muestran la misma génesis del antihéroe y la rivalidad con quien lo convirtió en lo que es. El ritmo vertiginoso y la sucesión constante de humoradas permite que Ryan Reynolds se luzca como en ningún otro protagónico que haya interpretado y que el público disfrute como nunca una película que se permite ser fiel a sus orígenes contentando a los idóneos del cómic y a aquellos que puedan ignorar quien es este personaje que viste calzas apretadas rojas.

La fórmula de Marvel, una vez más, es un éxito rotundo que confirma su liderazgo en el mercado elevando la vara para que el desempeño de Suicide Squad y Batman vs. Superman deba ser mucho mejor que el de El Hombre de Acero (2013) para superar a su competencia.