Deadpool

Crítica de Javier Califano - Proyector Fantasma

Deadpool responde a una fórmula muy diferente que la mayoría de las producciones basadas o inspiradas en superhéroes hasta la fecha. La película en cuestión, encabezada por el actor Ryan Reynolds, se las arregla para eludir con osadía la conformada cadena de montaje impuesta por Marvel Studios/Disney con su universo cinematográfico cohesivo desarrollado para los Avengers , o su mas próximo referente como es el caso de los vapuleados mutantes de X-Men en propiedad de FOX , raíz de la que se desprende el siempre jocoso Deadpool.

Recilando la primera y penosa experiencia de una irreconocible adaptación del personaje en Wolverine origins (2010) que resultó en el disgusto generalizado del público, la película de Deadpool (2016) se reconoce desde los errores de producciones que la antecedieron para emerger triunfante desde las cenizas, aludiendo a la condición indestructible/regenerativa del personaje. Destinada en primer término a satisfacer a los aficionados al personaje como una producción de nicho, la buena estrella acompañó el devenir de esta apuesta de FOX/MarvelStudios capturando la atención y ganando la simpatía del grueso del público mediante una ejemplar campaña de marketing que escapó a los canones establecidos -desde un inusual y absurdo proceso que le facilitó su desarrollo y llegada a las salas de cine, apelando a humoradas con doble sentido y delirante creatividad-.

El personaje es la creación del guionista Fabian Nicieza (nacido en Argentina) y el siempre polémico dibujante Rob Liefeld , e hizo su debut hace exactamente 25 años, en las páginas de New Mutants #98 (1991). Como excepción a la regla, Deadpool es una anomalía, incluso dentro de las viñetas de Marvel Comics, siendo el único super(anti)héroe nominal que desata un alud de violencia a partir de relatos dotados de la ironía de los cartoons y la impronta caustica de comedia negra viñeta tras viñeta.

Deadpool encuentra su condición ideal en una suerte de collage capaz de pivotar a partir de humoradas ultra-referenciales al mundo de la cultura pop, aportando desparpajo, mofándose de los prejuicios y la abundancia de solemnidad de los relatos precedentes de Superhéroes. Esto es lo que Tim Miller, debutante director convocado para la ocasión, comprendió a la perfección conduciendo un desmesurado relato que oscila entre la génesis del personaje y una potenciada trama de venganza personal, liberada de ciertas restricciones del patrón de producción -de una cada vez más cuestionada- “formula Marvel” y su panorama cinematográfico.

Ryan Reynolds junto a Chris Evans (Capitán América) son quienes a la vieja usanza de los actores de seriales de cine de la década del 40, más veces han interpretado o prestado sus voces para personajes provenientes de las adaptaciones de comics o Pulps a la pantalla. En el caso de Reynolds, hoy se ajusta idóneamente a su condición efectiva de comediante antes que a su “proclamado” rol de héroe de acción, poniendo el pecho a las críticas por sus interpretaciones precedentes de superhéroes en los universos de Marvel y DC Comics, con una efectiva humorada respecto de la poca afortunada adaptación de Green Lantern (2011).

Deadpool, es de los más atípicos antihéroes del Universo Marvel Comics, dado que realmente no se trata un superhéroe que intente de salvar el planeta, y tampoco destaca como alguien que acentúe su nobleza. Originalmente Wade Wilson es un ex miembro de las fuerzas especiales, devenido en mercenario, que se encuentra con un pie en la tumba debido a un cáncer por demás invasivo. Pero la respuesta a todos sus males se encuentra en una suerte de pacto con una agencia gubernamental secreta, haciendo las veces de la figura de un Mefistófeles, que lo lleva a someterse a un experimento extraordinario que cataliza los genes de una persona hasta que producir una mutación en su ADN.

12696893_10208754068112900_1361144081_oLos prometedores resultados de los experimentos realizados en Wade, evidencian que se desarrolló un factor de curación acelerada, similar al de Wolverine, que eliminó por completo al cáncer y potencio al máximo sus habilidades físicas, haciéndolo virtualmente indestructible. Pero todo pacto tienen una letra chica y para Wade Wilson/Deadpool esto representa que su piel este cubierta de laceraciones sin cicatrizar que le valen un aspecto poco agraciado.

El caso es que después de negarse a prestar servicios de operaciones especiales en nombre de la misteriosa agencia que lo dotó de sus extraordinarias habilidades, habrán de tomarse represalias capturando a la ex pareja de Wade (Morena Baccarin ) para conversar en términos razonables con el ahora extraordinario mercenario mutante.

Desde su estructura argumental bastante sencilla, Deadpool resulta estar simplemente sostenida a partir de flashbacks y recurrentes paréntesis narrativos concatenados entre efectivas escenas/ coreográficas de acción, las cuales en todo momento son adornadas con mordaces comentarios hacia el espectador de parte del protagonista, haciendo poco probable discernir la tenue línea que divide al personaje/Deadpool del actor/Ryan Reynolds. Así, cumplen con el propósito de romper la cuarta pared, una de las características primordial del personaje en los comics.

Con la falsa modestia de pretender ser una humorada o gran burla de parte de todos los involucrados, se trate de productores, realizadores o el mismísimo Ryan Reynolds hacia la FOX, Deadpool con sus cualidades y defectos cumple en su premisa y cometido de ser una película sumamente original que encuentra su victoriosa condición al escapar de toda linealidad establecida.