De la noche a la mañana

Crítica de Ricardo de Luca - Cine Argentino Hoy

“De la noche a la mañana” de Manuel Ferrari. Crítica.
Sismos: las emociones en movimiento.

La película coproducida entre Argentina y Chile se presentará el 22 de abril en salas de cine de Córdoba, Rosario y Mendoza. Además estará disponible a partir del 22 de mayo en Amazon Prime Video y Claro Video Argentina.

Ignacio Roma (Esteban Menis) es un joven arquitecto que parece tener una apacible vida junto a su novia en la ciudad de Buenos Aires. Hasta que la llegada repentina de una invitación, no muy confiable, para participar de un congreso en la Universidad de Valparaíso en Chile, coincide con una inesperada noticia: el resultado positivo de un test de embarazo de su pareja.

De esta manera, el protagonista decide iniciar el viaje al país vecino, a pesar de los nervios producidos por la reciente noticia de su futura paternidad, como también la inseguridad que le genera trasladarse a otra nación sin saber con seguridad que le espera en esa ciudad lejos de su hogar.

A continuación junto a la llegada, en solitario, arriba también en su interior una crisis personal. Una inestabilidad emocional que toma fuerza con las diversas e inesperadas situaciones que comienzan a surgir dentro de su estadía en Chile: nadie lo espera en el aeropuerto y la universidad que supuestamente lo aguarda, se encuentra tomada por los estudiantes.

De esta forma, Ignacio deambula por la ciudad chilena, reflexivo y algo perdido entre pequeños temblores típicos del lugar. En tanto, una serie de interrogantes se le presentan en un momento tan particular de su existencia, mientras nuevos espacios de bellos paisajes, personas desconocidas, pero encantadoras y ofrecimientos de trabajos exitosos son el punto de inflexión a la posibilidad de una nueva vida.

Menis, elabora un personaje con la impronta precisa, a la medida de la historia, con un trabajo corporal que pretende un registro impasible, al mejor estilo de figuras creadas por el genial cineasta finlandés Aki Kaurismäki, resultando decisivamente efectivo, por momentos sin la necesidad de sumar diálogos, consiguiendo así, que el espectador se conecte en ese devenir de sensaciones.