Damiana Kryygi

Crítica de Brenda Caletti - CineramaPlus+

EL DESCANSO EN EL ORIGEN

“Hasta hoy lloramos por ella porque, aunque no la conocimos, ella es nuestra hermana”. Y ese respecto y cariño se refleja aún más tanto en el recibimiento de los restos de Damiana Kryggi, en la observación de toda la comunicad hacia esos huesos que una vez pertenecieron a la joven y luego fueron exhibidos en el Museo de La Plata, tras su muerte en 1907, como en el acto del entierro propiamente dicho.

Para los aché, un pueblo cazador y recolector de Paraguay, la recuperación de dichos restos – no sólo los de Damiana, sino también el cráneo de un niño – no se limita a darles la correspondiente sepultura. Por el contrario, la importancia radica en la restitución de la memoria del pueblo y en un intento de concientización hacia la diversidad de costumbres y culturas.

En consecuencia, el planteo emitido al inicio del documental por el narrador y director Alejandro Fernández Mouján se vuelve central: reconstruir la historia de Damiana no sólo implica una especie de reivindicación hacia ella, sino también una forma de evidenciar la necesidad de la conservación de las costumbres de los diferentes pueblos y una crítica hacia el hostigamiento de las culturas originarias.

En 1896, una niña de tres años sobrevive a una masacre realizada por conquistadores blancos como una represalia hacia la tribu por haber matado a su caballo. La pequeña es llevada por éstos y bautizada como Damiana ya que el día de la matanza era San Damián. En su corta vida, la joven fue sirvienta y a causa de su gran deseo sexual fue internada en el hospital psiquiátrico dirigido por el médico y filósofo argentino Alejandro Korn, donde falleció en 1907 de una tuberculosis meníngea, a los 14 años.

El director, que se introduce en Damiana Kryygi no sólo como narrador sino también como parte del equipo, realiza un vasto trabajo de investigación de varios años, donde, por un lado, se apoya con el material de archivo como estudios antropológicos o fotografías de la época, de la filmación de ciertos espacios como el Museo de La Plata o el ahora denominado Hospital Dr. Alejandro Korn; por otro, de los testimonios de la comunidad aché, de algunos especialistas y del Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (GUIAS), que halló un catálogo que se creía perdido con la descripción de los restos de Damiana.

Esa articulación se percibe de forma constante en el documental como un juego temporal entre el pasado y el presente; de la misma manera que el contraste de los espacios, entre la exuberancia de la selva paraguaya y el cemento de la ciudad.

Además, Fernández Mouján incorpora las grabaciones de las restituciones de los restos de Damiana puesto que, por un lado, el Museo de La Plata entrega el cuerpo de la adolescente y, por otro, el Hospital Charité, en Berlín, envía el cráneo y restos de cabello que habían sido mandados al anatomista alemán Hans Virchow para sus investigaciones.

Sin embargo, ciertas pausas generadas en Damiana Kryygi más que contribuir al desarrollo de la película le quitan intensidad o quedan como momentos detenidos e inconexos.

Varias manos acarician la tierra donde fue sepultada Damiana, como símbolo ritual y de depuración, mientras un hombre canta en la lengua autóctona. La ceremonia finaliza, la comunidad se aleja y después de tanto tiempo, más de un siglo, Damiana al fin descansa en su lugar de pertenencia.

Por Brenda Caletti
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