Damas en guerra

Crítica de Pablo Planovsky - El Ojo Dorado

Mucho más que una comedia para mujeres

Hay dos grandes aciertos en Damas en Guerra, película-hermana de aquellas dirigidas por Judd Apatow (Virgen a los 40, Ligeramente embarazada): el primero es que es una película de mujeres pero no exclusivamente para mujeres. Es como si los groseros, brutos y chiquilines protagonistas de aquellas películas ahora tuvieran su equivalente femenino. Hay dosis por igual de situaciones donde los personajes deben tomar decisiones y madurar (como en Supercool, también producida por Apatow) que se alternan con otras de humor decididamente grotesco y poco sutil. Esto permite que, salvo algunas pequeñas situaciones, no nos riamos de los personajes sino con ellos. Sufren, sí, pero anhelamos que puedan superar sus problemas.
En este caso, todo pasa por un casamiento, y cómo dos amigas de toda la vida se ponen a prueba. La protagonista es Annie, una ex-cocinera de pasteles (con local propio) que ahora vive en un departamento alquilado con otros inquilinos, su relación amorosa no parece estar mejor (está con un hombre que la trata como un objeto sexual) y su vida no parece encontrar un buen rumbo. Su madre le dice que lo mejor de tocar fondo es que no se puede caer más bajo, pero parece que el fondo todavía está unos kilómetros más abajo.
Ella, con el advenimiento de la boda de su mejor amiga, se pone celosa con la inclusión de otra de las "damas de honor": Helen es la chica perfecta. Esa mujer snob que habla en inglés y francés, planea la boda de la amiga (con todos los detalles tan edulcorados y costosos) y en definitiva, es insoportable para la mayoría de los mortales. Es, como la describe uno de los afiches de personajes, "Little Miss Perfect". A partir del encuentro entre ambas, la película toma un rumbo distinto a la primera media hora y empieza a utilizar los mejores gags (algunos de ellos poco originales, hay que decir). Más tarde se transforma en una película de compañeros: todas las películas de Apatow duran mucho más que las comedias normales (siempre de una hora y media, mientras que estas, al menos, de dos horas). Pero también es cierto que hay "varias" películas en una. Esta no es la excepción.
El otro gran acierto de la película, uno que de por sí solo vale el film, es Kristen Wiig. La comediante de Saturday Night Live hace suya la historia: construye un personaje multifacético, capaz de hacernos reír y emocionar. Es simpática e insegura, y ella es Annie, la chica que deberá encarrillar su vida mientras compite, digamos, con la mujer perfecta. No vale la pena arruinar las sorpresas que depara el film, pero uno casi nunca ve a la actriz, sino al personaje. Eso es muy bueno.