Damas en guerra

Crítica de Eliana Tato - EscribiendoCine

La comedia que no fue

Son escasas hoy en día las comedias ingeniosas y de humor inteligente. Damas en guerra (Braidsmaids, 2011), dirigida por Paul Feig, no es la excepción. Este film tiene un comienzo tragicómico representado por su protagonista que con su actuación atrapa al espectador. Aún así, en ciertos fragmentos de la película se confunde al humor ácido con un humor vulgar que genera una tensión innecesaria en vez de provocar la risa. Estos momentos hunden a una comedia que pudo haber sido muy buena.

Annie (Kristen Wiig) cree que ha tocado fondo. Se siente infeliz por tener más de 30 años y estar en una relación superficial y tener un trabajo que no le agrada. Todo empeora cuando su mejor amiga Lillian (Maya Rudolph) le muestra su anillo de compromiso y le pide que sea su dama de honor. A partir de allí, la trama se complica cuando Annie tiene que soportar rituales pomposos que requieren de una cantidad de dinero exagerada. Pero la verdadera complicación reside en soportar a las demás damas de honor, en especial a Helen (Rose Byrne) que compite con Annie por el afecto de Lillian.

Wiig, además de ser una de las escritoras de esta comedia, es la actriz que mejor encarna a su personaje y el eje de los momentos más cómicos, como sus escenas con el policía Nathan Rhodes (Chris O'Dowd). Explota sus habilidades de comediante que ya ha demostrado en Saturday Night Live, junto a Rudolph, e ilustra los conflictos e inseguridades de Annie de una forma muy genuina y fresca.

Pero el resto de la película tiene como pilar a un humor burdo, por ejemplo la escena del baño, que tiene como centro a Megan (Melissa McCarthy). En ésta y en tantas otras, la trama queda olvidada y camuflada por momentos que no aportan. Melissa McCarthy, ganadora del premio Emmy 2011 a mejor actriz de comedia por Mike & Molly, no fue aprovechada en esta película; quedó sumergida en un papel que seguramente genere en el espectador tensión en vez de hacerlo disfrutar de las escenas.

En Damas en guerra se desperdició a un elenco que ya tiene experiencia en series o en filmes de comedias. El leitmotiv quedó escondido bajo escenas en extremo triviales, dando la sensación que en vez de hacer énfasis en los conflictos femeninos -que es el eje de la película- se trató de adaptar más a lo que iba a generar gracia. Damas en guerra pudo haber sido una comedia muy buena, pero que terminó siendo una más.