Damas en guerra

Crítica de Alberto Harari - MI CINE - por halbert

Annie (Kristen Wiig) es una cuarentona que ha ido de fracaso en fracaso, ya sea en el plano amoroso, como en el profesional. Su presente la encuentra como empleada en una joyería y compartiendo departamento con dos hermanos de lo más aparatosos. Cuando su amiga de toda la vida le anuncia su compromiso para casarse, Annie se embarca en generar y participar de todos los rituales prenupciales: conocer a las demás amigas de la novia que serán damas de honor como ella; elegir los vestidos que deberán usar; ir de viaje a Las Vegas como despedida de soltera, preparar la fiesta de compromiso, y más. Lógicamente, cada una de estas secuencias está plagada de situaciones risueñas, alocadas y disparatadas.
Cada una de las damas de honor tiene marcadas particularidades (una estirada de clase alta bastante arpía; una muy inocente recién casada; una ingeniera nuclear machona y buenaza; y una casada con hijos, harta de sus 3 varones) que el director explota en diversos momentos para provocar la risa.
Con cinco actrices y una guionista con experiencia en el mundo de la comedia improvisada, era obvio que Damas en Guerra iba a combinar el libreto con ese género cómico. El oficio de estas mujeres se hace notar, pero en todas ellas hay rastros constantes de actuación estilo sitcom, y ése sería el máximo reproche que podría hacérsele al filme.
Wiig es lo suficientemente efectiva como para llevar adelante el rol de antiherohína, y tiene la particularidad de mascullar frases para ella misma, profiriendo algunos simpáticos mohines, especialmente cuando se enfrenta a la villana del filme: la malvada nueva amiga de la novia (Rose Byrne).
El filme entretiene muchísimo, abusando, tal vez, del estilo algo televisivo antes referido, no sólo por los actores protagonistas y secundarios, sino por darle más preponderancia al uso constante de gags (muchos de ellos escatológicos en su máxima potencia) y diálogos chispeantes y alocados.
En aparición especial está la legendaria actriz Jill Clayburg (recientemente fallecida), como la madre de Annie, y hacia el final hay una canción muy famosa de los 90´s: "Hold on" del famoso trío de chicas Wilson Phillips, cantado por ellas mismas en plena fiesta de casamiento.