Cyrano

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

El director británico Joe Wright parece tener un gusto particular por los dramas históricos, especialmente por aquellos basados en relatos preexistentes, como puede ser el caso de «Pride & Prejudice» (2005), «Atonement» (2007) y «Anna Karenina» (2012), inspiradas en novelas, y «Cyrano» que está basada en un musical teatral de 2018, que a su vez está basado en la obra «Cyrano de Bergerac» de 1897. Al mismo tiempo, se supone que la obra original estaba levemente inspirada en una persona real que llevaba dicho nombre y que tenía «algunos» puntos en común con el poeta y dramaturgo francés del título. La obra de 1897, escrita por Edmond Rostand, fue llevada a la pantalla grande en varias ocasiones, incluyendo una versión francesa de 1990 donde el protagónico recayó sobre Gérard Depardieu, quien obtuvo una nominación al Oscar por su trabajo.

Wright, que viene de dirigir la fallida «The Woman in the Window» (2021) de Netflix, parece volver al terreno que mejor le sienta y nos ofrece un melodrama histórico bastante convencional en sus formas pero que atrae por el talento de sus intérpretes, especialmente Peter Dinklage («Game of Thrones») como el personaje del título y la joven talentosa Haley Bennett («Swallow»).

El largometraje, como bien decíamos, se centra en la figura de Cyrano de Bergerac, quien en esta oportunidad decidieron cambiar el detalle de la nariz prominente (razón por la cual el personaje tenía dudas por su aspecto frente a Roxanne) por el de ser una persona de baja estatura. Cyrano (Dinklage) es un poeta bastante hábil que además de dedicar su tiempo a escribir cartas románticas en las que declara su amor a Roxanne (Bennett) sin atreverse a dárselas, también representa un competente duelista que comanda una legión militar. El problema está en que no es el único pretendiente de su joven amada, sino que está el nefasto Duque de Guiche (Ben Mendelsohn), y Christian Neuvillette (Kelvin Harrison Jr.), un joven muchacho perteneciente a su legión, a quien la misma Roxanne parece amar. Christian, que también desea a la muchacha, es un joven valiente pero que carece de las habilidades lingüísticas para comunicarse con la muchacha por lo que Cyrano ofrece su ayuda para escribirle cartas haciéndose pasar por él. Esta especie de triángulo amoroso se verá amenazado por la guerra y los celos del duque quien parece estar determinado a no aceptar una negativa por parte de Roxanne.

Si bien el film no presenta nada novedoso como decía previamente, se beneficia de una gran química entre los fenomenales Bennett y Dinklage, quien ya habían trabajando juntos previamente en la versión teatral del musical. Se nota que ambos tuvieron tiempo de profundizar en sus personajes y eso le juega a favor al relato. Lo mismo respecto a la decisión de grabar las voces de los actores en vivo en set, algo que había planteado Tom Hooper en su versión de «Les Miserables» (2012), dándole un tono más «realista» y menos «exagerado» (dentro de lo que es posible en un género en que las personas comienzan a cantar espontáneamente). Por otra parte, las canciones sin ser memorables como las de todo gran musical, son funcionales a lo que nos cuenta el relato y están distribuidas hábilmente a lo largo de las dos horas de película sin sofocar al espectador, en especial a aquellos que no son muy aficionados a los musicales.

«Cyrano» es un musical disfrutable en el que se lucen sus intérpretes, así como todo lo relacionado al diseño de producción, maquillaje y vestuario (no es de extrañar que el film esté nominado a Mejor Vestuario en la próxima entrega de los Oscars). Una historia que vimos en varias oportunidades pero que Wright se empeña (y logra en varios aspectos) en mantener atractiva por medio de su dirección y visión.