Cyrano mon amour

Crítica de Javier Franco - Cinéfilo Serial

Si bien «Cyrano Mon Amour» –también conocida como «Edmond»– cuenta con fecha de producción en el año 2019, se mantiene oculta en gran parte del mundo hasta el 25 de junio, día que llegará como novedad a las plataformas de Itunes y Google Play. Se trata de la ópera prima del actor, guionista y director franco-británico Alexis Michalik, que anteriormente había dirigido dos cortometrajes («Au sol» – 2014; «Friday Night» – 2016). En 2016 el dramaturgo escribió la galardona obra teatral «Edmond», en donde relata su versión de cómo se creó «Cyrano de Bergerac». Una de las obras de teatro más famosas de la historia que, con más de 100 años de antigüedad, sigue siendo objeto de representación con un gran número de adaptaciones al cine.

Fue tal el éxito de su creación, que decidió llevarlo a la gran pantalla. La cinta, ambientada en plena Belle Époque (1897), relata la historia de Edmond Rostand, un joven dramaturgo que viene de varios fracasos y se encuentra en una crisis creativa. Luego de conocer a Constant Coquelin, el actor del momento, se le encarga crear una obra en solo tres semanas con el agravante de ser la pieza que podría salvar su carrera o terminar de hundirla. A partir de ese momento el protagonista atravesará una odisea en busca de la inspiración.

Se trata de una comedia dramática súper efectiva. Se maneja muy bien en el terreno de lo cómico, tomando elementos de la comedia de enredos, trabajando un humor inteligente y sin caer en chistes fáciles o burdos. En ningún momento flojea y siempre se mantiene dinámica y entretenida. Se complementa con justas medidas de drama y un muy particular romance, haciendo especial hincapié en el romanticismo poético y los clichés del espectáculo de antaño. Aprovechando las ventajas de estar ambientada en plena época dorada del teatro, el filme funciona a modo de retrato de cómo un escritor logra encontrar inspiración para diseñar una historia. Y muestra con fidelidad cada etapa de este arduo proceso: escritura, producción, diseño de escenografías, ensayos, problemas de egos, contratiempos hasta último momento, etc. De más está decir que los personajes van a luchar contra viento y marea para lograr completar el prematuro estreno de su preciada obra.

Si nos fijamos en su producción, vamos a encontrar un trabajo impecable. Tanto la ambientación, como la dirección de arte, el vestuario y hasta la posproducción de efectos especiales, están bien trabajados y podríamos hablar harto tiempo de su detallismo. Encontramos una estética inicial que evoca a «Hugo» de Martin Scorsese, y de hecho ambas comparten guiños a la invención del cinematógrafo de los hermanos Lumière. Luego se va tornando más cálida y cautivadora en su coloración, al mejor estilo de películas clásicas francesas como «Amelie», siempre conservando una fotografía delicada y elegante, a cargo de Giovanni Fiore.

No podemos olvidar mencionar el importante reparto de actores que hacen de este audiovisual una pieza con muchas posibilidades de consagrarse en lo más alto de las comedias francesas. Encabeza el joven Thomas Solivérès, el experimentado Olivier Gourmet y la bellísima Lucie Boujenah. Y completan Mathilde Seigner, Dominique Pinon, Clemetine Celarie y Tom Leeb. Todos actores de gran presencia en el panorama local.

En resumidas cuentas, «Cyrano Mon amour» es un excelente homenaje al teatro, que reivindica la importancia del dramaturgo y los artistas detrás de la obra. Con exquisitos diálogos transmite el encanto de la Belle Époque, y combinando ficción con realidad, mantiene un ritmo narrativo muy llevadero. Si bien brilla por su comedia, crea una faceta de romance muy entrañable entre Edmond y su musa, con un interesante concepto sobre la fuerza del deseo. Totalmente recomendable tanto para aquellos asiduos al teatro, como para quienes no conocen mucho del tema. Una divertida sátira que nos recuerda la magia da la dramaturgia.