Culpable o inocente

Crítica de Marina Yuszczuk - ¡Esto es un bingo!

Un mundo culpable

Sería engañoso definir a Culpable o inocente como “una de abogados”, porque lo es, pero eso tapa todo lo que la película también es y que la hace sorprendente, original, extraña de ver y nítida en el recuerdo. Primero, Mick Haller (Matthew McConaughey) es un abogado que recorre una Los Angeles ultra decadente en un auto con chofer, pero vive en una casita miserable y está separado de la también abogada Maggie (Marisa Tomei, re maquillada, con peinado de señora un poco vulgar, cálida y hermosa como siempre). Los dos frecuentan un bar después del trabajo en el que a veces se emborrachan, y apenas pueden con sus propios cuerpos pero la pilotean. A él le toca defender al niño rico desagradable Louis Roulet (Ryan Phillippe, acá apropiadamente odioso, como siempre), al que se acusa de haber atacado a una prostituta (la linda Margarita Levieva que puso el culo dentro de un jean ochentoso en Adventureland y la cara en Spread, película inesperadamente amarga que se vendió como comedia romántica). El planteo se llena de misterio porque Mick nunca sabe si su cliente dice la verdad y porque de repente recuerda un caso sospechosamente parecido por el que un latino fue a la cárcel. ¿Roulet es culpable o inocente? ¿El latino era culpable?

Lo mejor de la película es que la tensión de estas preguntas, que enfrentan al abogado con el dilema de defender a alguien que puede ser un asesino y por otra parte mandar a la cárcel a un inocente, se traduce en primeros planos febriles de la cara pétrea y los ojos vidriosos de Mick, que por momentos lo único que tiene a su favor es eso que por acá llamamos “calle”. La película se mueve entre las calles turbias de una Los Angeles sin glamour y las vueltas de un sistema judicial igualmente turbio, sorprendentemente realista hasta en la sala de la corte elegida para el juicio, donde Mick y el fiscal (Josh Lucas) son por momentos apenas dos tipos estresados que saben, no cínica sino desesperanzadamente, que el éxito o fracaso no dependen tanto de la verdad como del timing y la astucia para presionar al oponente. Culpable o inocente construye un mundo áspero, hostil, donde una borrachera puede ser a veces la única salida y donde las arrugas en las caras de todos los actores, despiadadamente iluminados, parecen marcas de la lucha por la supervivencia antes que otra cosa. En ese mundo se mueve Mick, entre canchero y derrotado, y se juega todo entre oponentes dignísimos: John Leguizamo, Josh Lucas, Ryan Phillippe, Marisa Tomei y William H. Macy, un equipo increíble para una película menos promocionada de lo que merece.