Culpable o inocente

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Es una verdadera lastima que los distribuidores tengan esa, a veces maldita, costumbre de cambiarle el titulo a las películas, con el único fin de que el nuevo titulo tenga más enganche en el espectador.

Pero qué sucede cuando esto provoca, además, que se crean falsas expectativas en derredor del relato.

El titulo original es “The Lincoln Lawyer”, en las primeras imágenes vemos que Mickey Haller (Matthew McConaughey) es un abogado que se pasea en un auto Lincoln, cosa que da la sensación de ser uno de esos abogados que hicieron fortuna con la profesión.

Nada más alejado de la realidad, rápidamente nos constituyen al personaje como un profesional que se dedica a defender a hampones de poca monta, y a quienes les saca unos pocos beneficios, ya sean económicos o en especies, apunto tal que su chofer negro entra en la segunda categoría.

Pero toda su suerte parece cambiar cuando es contratado para defender a un joven blanco de buena familia adinerada, acusado de intento de violación y asesinato de una jovencita.

Louis Roulet (Ryan Phillippe) dice que le tendieron una trampa, con su cara de ángel rubio convence a nuestro protagonista y también al espectador.

Esta disyuntiva de culpable o inocente es rápidamente definida, ahora el filme se quiebra y se transforma en un thriller, ¿Quien es el engañado? ¿Quién Miente? ¿Quién desnaturaliza la realidad y los hechos?

Los mismos interrogantes que se hace Arthur Kirkland personificado por Al Pacino en “Justicia para Todos” (1979) los tiene el bueno de Mickey Haller, con algunos adicionales, el no haberle creído la inocencia a uno de sus defendidos anteriores, y que ahora cumple una condena de cadena perpetua, es un pasado que lo tortura.

Para no caer en los mismos errores contrata a su amigo personal, un ex policía devenido investigador privado, Frank Levin (William Macy), quien será uno de los que le ayude a develar el misterio.

También aparece su ex esposa, Maggie McPherson (Marisa Tomei), una fiscal de distrito, todavía enamorada, pero que sabe de lo difícil que es convivir con alguien que tiene los códigos de moral un poco tergiversados.

El relato esta muy bien contado, no aburre, ni siquiera confunde, a pesar de las intrincadas vueltas de tuerca que intenta generar el guión, con buenas actuaciones, destacándose el ya nombrado William Macy, Frances Fisher, en el personaje de la madre de Louis Roulet, y Marisa Tomey.

En relación a los rubros técnicos, todos son de buena factura, si bien no hay ninguno que sobresalga del resto, esto es, montaje clásico, una correcta fotografía, y música que insufla los climas correctos a las imágenes, ya que el énfasis de relato esta puesto en el suspenso que genera esa especie de duelo que forja la antinomia de dos manipuladores.