Cuestión de tiempo

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Planteo simple. Hay un joven que al cumplir 21 años se entera de un secreto familiar. Un secreto que utilizado de manera correcta puede llegar a beneficiarlo, ó, de manera errónea, perjudicarlo. De esto habla “Cuestión de Tiempo” (Inglaterra, 2013) y para evitar dar detalles de la trama sólo me voy a centrar en Tim (Domhnall Gleeson), su protagonista y sus idas y venidas.
Tim vive con su excéntrica familia en una campiña a la vera del mar. Una madre estoica y masculina, que es la mezcla exacta de Andy Warhol y La reina (Lindsay Duncan), un padre lector con algunos problemas para transmitir sus sentimientos(Bill Nighy), una hermana totalmente perdida (Lydia Wilson) y un entrañable tío con algunos olvidos (Richard Cordery).
Ese es su universo. El joven es uno de esos muchachos torpes, desgarbados, que anda por la vida sin otro objetivo hasta que, claro, encuentra el amor y debe salir fuera de esa burbuja familiar y toparse con la realidad, una realidad que nada tiene que ver con lo que él creía (o le hicieron creer hasta ese momento).
El primer “crush” lo tiene con una “amiguita” de la hermana llamada Charlotte (Margot Robbie) y el segundo y ¿definitivo? con Mary, interpretada por la cada vez más bella Rachel McAdams (¿es la nueva reina de las rom com?) y con quien, a modo de “Cuando Harry conoció a Sally”, pasará por diversos momentos y situaciones a lo largo de los años. Porque eso es “Cuestión de Tiempo”, una historia sobre la vida y el cómo atravesarla.
A lo largo del metraje veremos a Tim con su familia (a lo “Feriados en Familia”), Tim con sus amores(alguna de las anteriores cintas de Curtis) y a Tim utilizando el “secreto” para cambiar su destino (todas las cintas de “viajeros en el tiempo”), sin medir las consecuencias que le puede traer esto a su vida particular. Richard Curtis, hacedor (dirigiendo, produciendo o escribiendo) de las mejores historias de amor de los últimos tiempos (“Cuatro Bodas y un Funeral”, “Notting Hill”, “El diario de Bridget Jones”, “Realmente Amor”, etc.) vuelve al género con una película que puede ser tildada de cursi y obvia, pero que apoyándose en grandes actuaciones, una puesta en escena impecable y una B.S.O. trepidante (arranca con las t.A.T.u.!!!!) apunta muy alto.
Podemos reclamarle cierto exceso en el metraje (124 minutos) y la caracterización polarizada y maniquea de algunos personajes secundarios, por ejemplo los “mejores” amigos de Tim (Will Merrick) y su hermana (Vanessa Kirby) o del dramaturgo que aloja a Tim durante su estadía en Londres (Tom Hollander), pero sabemos que éstos están colocados en la trama con la función de desactivar, principalmente, momentos de tensión y melancólicos y de girar hacia otros lugares la acción (más allá de la historia principal).
“Cuestión de Tiempo” es una historia de amor y decisiones, hipnótica por momentos y abrumadora por otros, que nos hace pensar acerca de la instantaneidad de la realidad y de cómo hay que tomar en cuenta eso de “vivir el día como si fuera el último” al máximo.