Cuestión de tiempo

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Esta semana el director Richard Curtis, conocido en nuestro país principalmente por Realmente amor, declaró que se retira del cine como realizador y Cuestión de tiempo es su última película.
Curtis seguirá trabajando como guionista que es el campo donde se hizo famoso con historias como Cuatro bodas y un funeral, Un lugar llamado Nothing Hill y El diario de Bridget Jones.
Si esto termina siendo cierto el cineasta se despidió con una gran producción donde esta vez abordó el género romántico con elementos fantásticos, que en este caso están representados por los viajes en el tiempo.
Para el público más cinéfilo será inevitable la comparación con el film Te amaré por siempre, estrenado en el 2009, que trabajaba una propuesta similar y también estaba protagonizado por Rachel McAdams.
La gran diferencia con aquella historia es que estreno se centra más en el humor y las situaciones de enredo y los viajes en el tiempo no son tan dramáticos como los que sufría Eric Bana.
El director Curtis encaró su trabajo desde la comedia romántica, que siempre fue su gran especialidad, con una muy buena historia que logra despertar interés por la humanidad de los personajes y el trabajos de los actores.
Sobre todo por la actuación de Domhnall Gleeson, hijo del actor Brendan Gleeson, quien es conocido por el rol de Bill Weasley en los últimos filmes de Harry Potter.
En este trabajo se luce en el rol principal donde pudo demostrar su talento para la comedia.
Pese a que su cara apenas se ve en el póster de los cines acá es la gran figura de esta producción y quien se carga todo el film en sus hombros.
Por eso también sorprende un poco que Rachel McAdams aceptara ser parte de esta película ya que tiene el mismo rol pasivo dentro del conflicto que interpretó en Te amaré por siempre.
Hay algunos breves momentos donde se destaca ella pero en Cuestión de tiempo es el personaje de Gleeson quien conduce la historia y por eso sobresale mucho más.
El guión de Curtis fusionó muy bien el humor con varios momentos emotivos y consiguió que esta película se destaque dentro de su genero.
No es una obra maestra, pero está bien actuada y entretiene con una linda historia.
Por supuesto, Billy Nighy, clásico colaborador del director, no podía estar ausente en este proyecto y logra robarse cada escena en la que aparece.
En estos días donde no es fácil encontrar una buena comedia romántica que evite situaciones trilladas y sentimentalismo forzado, la aparición de Cuestión de tiempo en la cartelera es un estreno que se celebra y merece su recomendación.