Cuestión de tiempo

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

TODO ES PARA SIEMPRE

¿Que tal si pudiéramos volver al pasado para corregir lo que hicimos mal? Que todo sea un ensayo general antes de darle forma definitiva a la vida. Esta comedia romántica, que flota sobre la ciencia ficción y la new age, sugiere que es mejor no saber lo que nos puede pasar, que aquí no hay borrador, todo es para siempre. Historia parecida a la de “El hechizo del tiempo”, pero sin el encanto de aquella hermosa comedia. En el centro está Tim, un antihéroe juvenil de estos tiempos: tímido, huraño, lenteja y raro. Pero al cumplir los 21 su padre le da una noticia que le cambiará la vida: los varones de esa casa tienen el don de poder volver al pasado para rehacer lo que estuvo mal hecho. No podrán cambiar el mundo, pero sí acomodar mejor su existencia y darse algunos gustos. Y allí entra el amor, traído por una luminosa Rachel McAdams, cada vez más cautivante y vivaz. Pero de a poco el tono de comedia se tuerce, el recurso se agota, el ropero se vuelve cargoso, el film se torna confuso y el final es retórico, alargado y sentencioso. Entre la fantasía y la resignación, Curtis nos recuerda que debemos aceptar que pasamos por aquí solo una vez y que al final el mañana, con sus sorpresas, tiene más encanto que andar reciclando el ayer a cada rato.