Cuatro muertos y ningún entierro

Crítica de Marcelo Oliveri - El rincón del cinéfilo

Cuando el cine entretiene captando el lado negro del pensamiento humano

Cuando una película logra provocar mediante la irreverencia, el humor negro y va como el salmón contra la corriente, de una u otra forma está cumpliendo con aquella definición que dice que el arte es provocar.

Quienes vemos mucho cine podemos avizorar desde la primera escena hacia dónde va a apuntar un filme.

Los primeros planos gestuales y muecas de Mark (Mark Doherty) que tiene un muy mal día nos introducen a esta historia en donde el humor ácido y la muerte son los principales condimentos. Mark es un esforzado actor que ha tenido que pasar por el vía crucis de otra inútil entrevista por un ínfimo papel en una película. Su sufrida novia está a punto de abandonarlo, su casero a punto de desalojarlo, sólo cuenta con su mejor amigo Pierce (Dylan Moran) y el proyecto conjunto de escribir una película que haga despegar su carrera y le permita mantenerse. La vida no es fácil pero las cosas se pondrán peor, mucho peor, luego alguien muere y todo se pondrá realmente muy mal.

A partir de aquí el espectador tomará partido por unos u otros.

Filmada con mucho ritmo, con gags que recuerdan a las producciones de los ingleses Monty Phyton, con muertes absurdas que provocan risa y un delirante estado de locura. “Cuatro muertos y ningún entierro” se ubica como una realización que abarca varios géneros: humor light, humor negro, humor ácido, grotesco, absurdo, comedia, etc. Es esto lo que hace que el espectador esté preparado para lo peor.

Sus protagonistas están encarnados por excelentes intérpretes que se ajustan a los requerimientos del director. Aquí no sólo importa la actuación y lo que se dice, las capacidades histriónicas de cada uno de ellos hacen de esta obra muy buen divertimento.

La realización de Ian Fitzgibbon se ubica como un entretenimiento no apto para cualquiera. Es más que nada un filme para cinéfilos que saben entender que el cine además de entretenimiento y dispersión puede ser una vía de escape para captar lo negro que hay en los pensamientos de los seres humanos.