Cuatreros

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Un ensayo atípico
Con notables imágenes de archivo, Albertina Carri explora su propia historia a partir del relato de una película frustrada.

Ante todo, una advertencia. Para ver Cuatreros hay que superar un gran obstáculo: la voz en off –incesante, exasperante- de Albertina Carri, que eligió hacerse cargo del relato de su película. Puede argumentarse que es una decisión lógica: cuenta una historia personal, autobiográfica. Pero un narrador profesional, con mejor dicción y entonación, habría hecho lucir al texto en lugar de opacarlo.

Entre la profundidad y la irrelevancia, Carri habla en primera persona de su imposibilidad de concretar una película sobre Isidro Velázquez, pero también de sus padres desaparecidos, su maternidad, la militancia, el derrumbe de su matrimonio, los ideales revolucionarios. Es un discurso para iniciados, que menciona –sin aclaraciones- a personajes desconocidos para el gran público y tampoco explica quién fue Velázquez.

Sus palabras son ilustradas con imágenes de archivo yuxtapuestas, de las que tampoco se dan mayores datos contextuales, pero que en parte compensan el martirio auditivo. Muchas de ellas, de los años ’60 y ’70, son notables: el robo a un negocio de pelucas, la toma de un colegio, el Cordobazo, la receta para preparar una molotov. Varias tienen inquietantes resonancias actuales: una propaganda de la dictadura sobre la necesidad de cuidar las fronteras, Galtieri hablando del “cambio”. Ahí está el verdadero valor de este ensayo inclasificable.