Cuando las luces se apagan

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Con un concepto básico e interesante, que consiste en jugar con el miedo a la oscuridad, se da rienda suelta a una historia en la que una aparición fantasmagórica altera la vida de una familia no tan tranquila. No apagues las luces!.

Hace tres años el director David F. Sandberg presentó su cortometraje Lights Out en YouTube, en donde obtuvo más de veinte millones de visitas. En menos de tres minutos logró crear el clima adecuado para asustar al espectador. Ahora el desafío se extiende a un largometraje que tiene el apoyo de James Wan en el rol de productor, el mismo de la sagas de La noche del demonio y El conjuro.

Con un concepto básico e interesante, que consiste en jugar con el miedo a la oscuridad, se da rienda suelta a una historia en la que una aparición fantasmagórica altera la vida de una familia no tan tranquila.

Una casona habitada por Sophie -María Bello-, una madre con problemas psiquiátricos, y su pequeño hijo Martin -Gabriel Bateman-, es el escenario para instalar el horror cuando una monstruosa figura aparece en la oscuridad. Al inestable cuadro familiar se suma la joven hija Rebecca -Teresa Palmer-, quien regresa al hogar luego de escapar de su pasado, y su novio Bret -Alexander DiPersia-. Juntos intentarán descifrar un misterio que viene de años atrás y está causando estragos en el clan.

Si en Pesadilla en lo profundo de la noche, de Wes Craven, los adolescentes eran asaltados por un asesino despiadado mientras dormían, acá la oscuridad aparece como el móvil para desarrollar un relato de climas inquietantes y sobresaltos.

Con un inicio que sigue casi fielmente el corto pero sitúa la acción en una fábrica textil, llena de maniquíes y sombras siniestras, Cuando las luces se apagan transmite la atmósfera de terror con la extraña criatura que sólo cobra vida en las sombras, alterando la mente de los protagonistas.

Si bien hay algunos elementos forzados -como el corte de luz en el barrio-, los resortes del suspenso funcionan y crean la atmósfera necesaria para sacudir al público. En ese sentido, la escena del sótano desarrollada con luz negra o el comienzo en la textil logra momentos terroríficos. Los tópicos del cine de Wan, nuevamente alimentados por niños y adultos asustados frente a lo desconocido, resucitan en su discípulo con esta nueva realización que, si bien no descubre la pólvora, logra poner los pelos de punta.