Cuando ellas quieren más

Crítica de Martina Hirsch - Otros Cines

Hace cinco años pasó por la cartelera comercial Cuando ellas quieren, que mezclaba toques de romance con los tópicos habituales de las “comedias geriátricas”, esas películas centradas en personajes veteranos que, liberados de las responsabilidades familiares y laborales, se disponen a hacer todo aquello que nunca pudieron. En el caso de las cuatro protagonistas de aquella película, el tema era cómo encender el deseo sexual, una inquietud surgida luego de compartir sus opiniones sobre la saga Cincuenta sombras... en la reunión mensual que organizaban para comentar libros de todo tipo.

La secuela arranca con ellas sin poder encontrarse, dado que la pandemia ha cortado toda posibilidad. Una vez que la COVID-19 retrocede y permite retomar algo parecido a una rutina social, Diane (Diane Keaton), Carol (Mary Steenburgen), Vivian (Jane Fonda) y Sharon (Candice Bergen) deciden que ya es hora de poner en marcha un viejo sueño comunitario tomándose unas buenas vacaciones en Italia.

Dado que las chicas tienen una posición económica envidiable, que nadie espere hostels con baño compartido ni comida callejera. Todo aquí es de un lujo abrumador, y nada puede aguar el descanso. Si hasta el robo de las valijas es una situación que pasa como si nada; total, pueden comprarse un nuevo guardarropa entero.

La película acompaña a esas mujeres durante un viaje de ensueño en el que no faltarán comidas dignas de una última cena, visitas a lugares históricos, amantes ocasionales y diversos pasatiempos turísticos. De allí, entonces, que el film prodigue planos aéreos dignos de la publicidad de alguna aerolínea.

En medio de todo eso se desarrolla una trama muy endeble que se centra principlamente en Vivian, quien siempre se ha vanagloriado de su soltería, pero ahora está enamorada de un viejo amor de la juventud. El resultado es una feel good movie apolillada que se olvida poco después de salir de sala.