Cry Macho

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

El último gran cowboy del cine está de vuelta en acción

En la doble tarea de director y protagonista, Clint Eastwood encarna a un veterano exestrella de rodeos que debe emprender una travesía por el desierto de México para llevar a un niño de 13 con su padre.

El trailer de Cry Macho, nueva obra de la leyenda viviente Clint Eastwood, anticipaba un thriller de acción abrasador. La película es completamente diferente. Estamos ante la historia más inusual del realizador: una road movie melancólica y armoniosa por las llanuras desérticas de México. Ya ver en pantalla grande a Eastwood (que actúa y dirige) es una experiencia de disfrute cinéfilo al máximo.

Durante los primeros 20 minutos, conocemos la historia de Mike (Clint Eastwood), un veterano domador de caballos y exestrella de un rodeo que quedó fuera de juego por los golpes y pérdidas que tuvo en su familia. A este cowboy sin rumbo definido se le asigna la misión de "secuestrar" a un adolescente, que vive con su madre -una mujer abusiva y manipuladora- en México para llevarlo de vuelta con su padre. Lo que empieza como un encargo muta lentamente en una bella relación cuasi parental que se teje entre Mike y Rafa, un peleador de riñas de gallos que llamó a su plumífero "Macho".

Cry Macho se cuece a fuego lento. Son largas las escenas en las que se desarrollan las historias de los personajes y los dramas emocionales que los atraviesan Es un drama sobre cómo se construyen (o destruyen) los vínculos. A medida que los dos se conocen, Mike le expresa a Rafa su escepticismo sobre la sobrevaloración de la dureza, lo "macho". Esa, quizás, es la enseñanza madre de una cinta que no aspira a la perfección y sí a mostrar la faceta artística más humana de Eastwood en toda su vasta filmografía.

Sin ser una obra maestra, la película rebosa de sinceridad. Cry Macho es cursi aunque se goza de inicio a fin. A los 91 años, Cint Eastwood conserva el encanto y talento que lo convirtió en leyenda del cine y, en sus inicios, del spaghetti western. Es como un vino añejo: con los años, sabe mucho mejor.