Cruzadas

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

No señor, no señor, y ¡No señor!

Si usted espera que yo hable de lo que Enrique Pinti; (artista fundamental en mi vida, al que admiro y amo como un fenomenal lector de la realidad y brillante actor e inventor de un género único en nuestro país y Latinoamérica), hizo en esta película; se equivoca.

Si pretende que le comente de lo que Nacha Guevara; (actriz y cantante que con el correr del tiempo y de artistejos pasajeros ha sabido reinventar y explorar su carrera como pocas) hizo en esta película; usted está en un error.

También me niego rotundamente a describir el trabajo de Moria Casán, mujer que no necesitó reinventarse porque durante mucho tiempo, y aún hoy, supo, y sabe, marcar tendencias y romper barreras; además de representar de pies a cabeza, y de las tetas al culo, la cultura, el hacer y el decir de la picardía argentina. Y por cierto, la única que entendió que esta película era una comedia y no un grotesco.

Ni que hablar del talento de actores como Carlos Belloso, Claudio Rissi o Alejandra Majulf. Más que saber qué hicieron, me gustaría saber para qué.

Sí le voy a decir algo de los horrores del guión y de la dirección de esta producción.

“Cruzadas” no está escrita y dirigida; sino que es culpa de Diego Rafecas, un hombre que ya había avisado que se venía algo peor cuando hizo “Paco” (2009), pero esto no viene al caso.

“Cruzadas” es, supuestamente, una comedia que intenta poner una mirada sobre los medios, el monopolio, la pelea por el rating y la diferenciación mediática sobre las clases sociales que, para Rafecas, se dividen entre los que se comen la ”S” y los que la emiten correctamente.

La historia es la de Ernesto Pérez Roble (Enrique Pinti), dueño de uno de los principales multimedios del país, venido a menos y en riesgo de caer en picada sino vende rápido sus acciones. A su vez es padre de dos hijas con madres distintas. Una es Juana (Moria Casán), la “hija reconocida” que vivió siempre junto a él, clara heredera de la fortuna y el control de la empresa, a pesar de tener un manejo casi sádico de las relaciones interpersonales. Empezando por tener un hijo cuadrapléjico encerrado en la bóveda del canal.

La otra es Camila (Nacha Guevara), hija bastarda, tratada como tal durante toda su vida y (¿por esa razón?) metida a madama-regente-cantante de una bailanta en González Catán, rodeada de facinerosos y con una hija, Mecha (Chachi Telesco),que en trato y personalidad sale más a la tía que a la madre.

Un buen día, el viejo Perez Roble se da cuenta de lo mal que hizo en su vida como hombre de medios y tira la chancleta. Se pone a fumar marihuana y otras cosas que se deben hacer a los noventa y pico de años. Cuando se quiere resarcir se muere y deja la mitad de sus bienes a cada una de las hijas, con lo cual generará conflicto de intereses a la hora de decidir la repartija, por eso ambas se mandan mutuamente a “los muchachos” para dirimir la cuestión. Y como eso no resulta, se amigan (¿?)

Todas (o casi todas) las películas tienen subtramas que apuntalan la idea principal. El problema con “Cruzadas” es que nunca el guionista-realizador-coproductor-actor decidió cual es la trama principal, por eso el proyecto termina cayéndose a pedazos. Este hecho quizás sea atribuible a las horribles sobreactuaciones de Chachi Telesco y del mismo Rafecas quien, haciendo de matón de pocas luces, por no decir idiota, se olvidó de dirigir la película.

No contento con esto, Rafecas incluye (al viejo estilo de los guiones de los ’70 de Moser o Sofovich) tres números musicales (sí, como leyó) para chuparse los dedos, uno grotesco en la sala de reuniones, en el que parece que todo el elenco se tomó una purga; otro de Damas Gratis que hacen de Damas Gratis, y otro de la propia Chachi Telesco que es un concierto de errores de continuidad, además de que ninguno de los numeritos le agrega absolutamente nada a la historia; pero se ve que el realizador tiene una fábrica de celuloide o lo paga a precio mayorista.

La dirección de fotografía tiene de todo menos dirección. Si como muestra sobra un botón, la cara de Nacha Guevara se opaca por momentos y en otros pareciera que la están iluminando con la lámpara del logo de la Fox.

La música hace todo lo contrario a lo que indican las imágenes, cuando hay drama suena cumbia y cuando hay algo gracioso salen violines. De todos modos el sonido es tan malo que merecería subtítulos en castellano para poder entender nuestro propio idioma. La compaginadora hizo todo lo posible para quitarle timing a los gags, arruinándolos por completo. Demás está decir que hablar de la dirección es, sencillamente, un agravio a la profesión; porque “Curzadas” recurre como a cinco ideas distintas metidas en una sola película, con el agravante de que ninguna es realmente llevada a cabo y de que, por momentos, da la sensación de que en el set de filmación cada personaje hace y dice lo que se le ocurre en un guión que propone una cosa y luego dispone todo lo contrario.

¿Dónde regalan celuloide? Tengo un amigo que se muere por hacer un cortometraje.