Cruella

Crítica de Agustín Miquel - Cineojo

Cuando uno ve Cruella es inevitable pensar en la moda, pero no porque la pelicula trate de dos diseñadoras que compiten entre sí o haya vestidos exuberantes. Me refiero a la tendencia actual que existe en el cine de ubicar a villanos de comics o cuentos con un traje o vestido vistoso y combinado para reversionar sus historias y hacerlos más queribles. Cruella o el mismo Joker y Harley Quinn, personajes que, con sus respectivas intensiones, ya eran y son muy queridos por el público acérrimo.

Se menciona en gran porcentaje de público que Cruella tiene mucho del Joker, como si fuera que esto la haga menos disfrutable. Pero aquí uno no se encuentra con una misma historia ni mucho menos con una misma dirección al film de 2019. Cruella es autoconsciente del Joker y elige el reversionar una historia ya conocida, pero arriesgándose más que su comparativa. Cosa que en el film de Phillips la idea de la hermandad entre el payaso y Bruce Wayne hubiese sido interesante y aportado otras lecturas. El film toma la misma postura rebelde de su protagonista y decide romper con lo ya conocido.

Otro elemento que comparte con el Joker es su vistosidad en los vestidos y maquillajes de la protagonista; los traumas pasados que aportan un sentido de comprensión en un alma podrida y abandonada como lo es Cruella. El hacer de la basura algo atractivo, moderno y admirable sabiendo que la protagonista vive y se cría en las calles o lugares sucios de Londres. Nótese en la escena donde la protagonista surge del camión de basura con un vestido que impresiona al público. Escena que, por cierto, tambien parodia a la escena final del Joker, al prenderse las luces en los edificios con su nombre generando un disturbio y acaparando la mirada de todos los fotógrafos.

Tanto esta escena de Cruella como la del Joker, pueden ser pensadas como testimonios apartes en el film. Para ser más claro, pareciera que indirectamente nos quisieran decir que esta es la era en donde los villanos tomaran el poder y nuestra atención de ahora en más. Con un público alrededor que podríamos ser nosotros (escena donde Cruella tiene escrito “The future” en el rostro otro ejemplo).

¿No les parece una casualidad? Que ese caos final que provoca el Joker en su final haya anticipado un año antes de la pandemia, además del mismo caos, el estreno o elevación de otro film de villanos. En este caso de una villana, que nace en un caos y de la suciedad como dijimos. Siendo Cruella el primer estreno mas atractivo en lo que va del año reviviendo a los cines en estado de situación crítica.

Pero Cruella no solo es autoconsciente de “Joker” o de “El diablo viste a la moda”. En “La La Land”, igual que aquí, Emma Stone es un personaje que tiene el sueño de convertirse en artista, pero no sin antes hacer tareas o trabajos que no desea. Esto es interesante porque Cruella tiene bastantes momentos que podría verse como un musical, donde no hay necesidad de cantar para sentirlo. Sino de crear una coreografía entretenida junto a la musica seleccionada, como, por ejemplo: el desfile ilegal que ejecuta Cruella en un momento o las escenas de robos. Banda sonora que tambien fue muy alabada y criticada, pero la presencia casi continua del Soundtrack hace a esto. Esquivando con mucha eficacia al videoclip, porque las canciones no están aisladas, sino que todas en conjunto tienen una sonoridad armoniosa al ser reversiones de las originales, formando un sentido si hablamos de reversiones de historias de villanos. Siendo la única excepción el final, donde la canción original de los Rolling Stones nos muestra ya, justamente a Cruella de Vil ya definida y autentica.

Esta última palabra podría aplicarse tambien al director Craig Gillespie, que, en films anteriores utilizo recursos o formas de narrar disimiles a lo que uno nota en Cruella. Por ejemplo: en “Lars and the Real Girl” los planos sostenidos de larga duración, ausencia musical y silencios; creaban emociones interesantes en uno. Sin embargo, Gillespie vuelve con un film que tiene una relacion madre e hija particular como demostró en “I, Tonya”, pero esta vez, siendo lo central en la trama.

Aquí en Cruella el montaje es mas secuencial yendo al ritmo de la banda sonora deteniéndose solo en momentos cruciales como, por ejemplo: la charla a solas en el café entre Estella y The Baroness.

Y este ritmo con ya la camara moviéndose constantemente de izquierda a derecha, acercándose o alejándose. Se combina eficientemente con la narración cuentista de la trama. Porque Cruella no se detiene en detalles o explicaciones, tiene un ritmo dinámico casi de inicio a fin haciéndome acordar a los momentos en los que uno volvía a leer libros muy primarios ya con siete años. De hecho, en el film, la ubicación del hogar de The Baroness o el poder que esta tiene, hace a uno olvidarse por completo de la realidad y del Londres original, ese Londres existe en el mundo real. Aquí The Baroness es la que realmente parece tener de todo, el de decidir que es lo legal y que no, hasta inclusive hasta llamar a toda la policía de la ciudad en pocos segundos. Esto sumado a algunas incoherencias temporales en algunos elementos o vestimentas en la historia, hacen de Cruella un film cuentista, vistoso e interesante, pero no oscuro para mí. Sino una combinación de tonos y estados armoniosos que paradójicamente se desafían a la vez como las dos protagonistas, dos que hacen una.