Crónicas de la gran serpiente

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Diálogo de pueblos americanos

La película, es un muy interesante legado para las nuevas generaciones y, está dedicada a la memoria de tres antropólogos que han trabajado en la defensa del hombre y la naturaleza, como Otto Arcella, Guillermo Magrassi y Rodolfo Kusch.

El documental de Darío Arcella propone un diálogo entre los pueblos, entre los descendientes de comunidades aborígenes americanas: la Argentina, Perú, Paraguay, Bolivia y lo hace entrevistando a varios de sus representantes que aún hoy intentan conservar sus costumbres ancestrales.

"Crónicas de la gran serpiente" habla de buenos y malos, sin claroscuros. Refiere a las crueldades provocadas por la colonización, desde la llegada de Colón a nuestros días y hace hincapié con pronunciados elementos poéticos, en mostrar la belleza de la Tierra, de la naturaleza con sus paisajes inhóspitos, solitarios, montañosos, o las rutas incaicas.

LA MEMORIA

El filme habla de la memoria fragmentada, del legado de los dioses de cada una de esas comunidades que se regían por ciertos signos que marca la naturaleza con sus ciclos y estaciones.

A través de escenas, de fragmentos de noticieros, de gráficos, de animación, de imágenes más actuales pueden verse a hombres y mujeres que habitan en, algunos casos, en pequeñas casas hechas de piedra, a artesanos, o cultivadores de la tierra y tejedoras.

Muchos de ellos aún practican ceremonias rituales y logran sobrevivir en un suelo que cada vez se vuelve más estéril ante la invasión de las actuales minas a cielo abierto, de los experimentos llevados a cabo en zonas que antes, resultaban un prodigio de árboles, o de ríos en los que sus peces se convertían en el alimento diario de muchas de las comunidades.

La película, es un muy interesante legado para las nuevas generaciones y, está dedicada a la memoria de tres antropólogos que han trabajado en la defensa del hombre y la naturaleza, como Otto Arcella, Guillermo Magrassi y Rodolfo Kusch.