Crónicas de la gran serpiente

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Las venas abiertas

Documental sobre los pueblos originarios.

Crónicas de la gran serpiente intenta mostrar mediante una serie de viñetas un recorrido por la historia del sometimiento de los pueblos originarios argentinos y latinoamericanos a manos de los españoles. El documental de Darío Arcella se conforma a partir de historias contadas de padres a hijos, a través de generaciones indígenas, acerca de las luchas, las imposiciones religiosas y comerciales, y las humillaciones a manos del “hombre blanco”, saltando de lugar en lugar y de siglo en siglo.

Armado a partir de imágenes de archivo, filmaciones actuales, fotografías, animación y usando testimonios actuales más otros leídos de cartas de distintas épocas, Arcella da cuenta de esa historia de dominación, pero también de supervivencia. Y refleja también una suerte de mirada ideológica colectivista, solidaria, que las comunidades indígenas tienen y que ha sobrevivido, se dice, a los intentos de forzarlos a un cambio, si se quiere, filosófico.

El filme tiene algunos problemas. La caricaturización que se hace de los españoles mediante el uso de una voz en off hecha por actores imitando su acento y que -como si fuera un filme para niños- sobreactúan un tono de villano, no ayuda mucho a tomarse en serio el proyecto. Y, por otro, si bien el “sampleado” por distintas épocas y tribus permite dar un panorama de la situación, a la larga todo termina empatándose, ya que cada viñeta se apoya en las mismas ideas que se repiten a lo largo del tiempo.

Esto se traduce en una simplificación un poco radical de siglos y siglos de historia. Y más allá de las buenas intenciones y de la visión generalista que el planteo ofrece, por momentos al espectador no le queda otra que pensar en aquella frase de “el que mucho abarca, poco aprieta”. A veces, un sólo ejemplo es más revelador que un apretado collage sobre seis siglos, una decena de tribus y un continente entero.