Crimen en El Cairo

Crítica de Natalia Intili - Loco x el Cine

En Crimen en el Cairo, película escrita y dirigida por Tarik Saleh, el protagonista es Noredin Mostafa (Fares Fares), un comandante policial en un contexto social donde el conflicto, las coimas y la violencia son moneda corriente en la ciudad del Cairo del  2011. Es un tipo duro, de poca paciencia, solitario, que acepta las cosas como son y hace lo que tiene que hacer para ascender en su carrera. Nordin se encuentra envuelto en la investigación del asesinato de una cantante pop que se encontró degollada en una habitación del hotel Hilton. Rápidamente descubre que la víctima es la amante de dueño del hotel, Hatem Shafiq, un político y amigo del hijo del residente. La única testigo de lo ocurrido es una mucama sudanesa quien teme por su vida.

El encargado del hotel le ofrece dinero como incentivo para que deje de hacer preguntas. Sin embargo, en esta oportunidad Noredin no puede mirar al costado y decide interrogar a Shafiq quien, por supuesto, niega su relación con la cantante asesinada. El jefe del departamento de policía, que también es el tío de Noredin, le dice que se olvide del “incidente” del Hilton ya que el fiscal lo catalogó como un suicidio. Insiste para que abandone el caso y le advierte que no puede protegerlo si continua. Pero, por alguna extraña razón, no puede hacerlo y cada vez se introduce más en su investigación.

A medida que va desenterrando las pistas del caso, Noredin se encuentra con una intrincada red de corrupción que llega hasta los estratos más altos del poder.  Todo se encubre, todos miran para el otro lado y aceptan el dinero de las coimas, perpetuando la corrupción institucional y la violencia con la que viene acompañada. Crimen en el Cairo es un  policial negro con todos los elementos que constituyen al género. Es un film que logra captar al espectador y mantener un clima tenso con misterio y oscuridad en cada escena. Cuenta con un protagonista que va contracorriente, que se encuentra en el camino de recuperar su valores morales y está dispuesto a abrir los ojos al mundo que lo rodea. Sin embargo, se da cuenta que de poco le valió su cambio de actitud ya que es demasiado tarde. Noredin es  incapaz de obtener justicia y hacia el final se encuentra impotente frente a la corrupción.