Crimen en El Cairo

Crítica de Lucas Moreno - La Voz del Interior

Uno podría considerar a Crimen en El Cairo como un policial correcto, conciente de los elementos que hacen atractivo al género, efectivo en el manejo de su misterio y hasta prolijo en sus baches de guión.

Pero el filme cuenta con un valor agregado que lo posiciona por encima de la media: su trasfondo histórico. La trama se desarrolla durante los días previos al levantamiento egipcio del 2011, una serie de manifestaciones en contra de los abusos policiales y que tuvieron como finalidad derrocar al presidente Hosni Mubarak, quien llevaba 30 años en el poder. Lo que busca el director Tarik Saleh es hacer del relato no sólo un compuesto efervescente que acabe fundiéndose con el clímax político, sino su propia metáfora. El camino que transita el protagonista, un policía de métodos dudosos con un despertar ético, será el mismo que transite Egipto en sus días claves.

La propuesta es irresistble pero a Tarik Saleh, así como le sobra destreza en el manejo del policial, le falta soltura poética para hacer contundente el paralelismo. Tenemos a un protagonista contaminado por el ecosistema estatal, un policía que acepta coimas, extorsiona y descuida una investigación por presiones del poder. Este policía está interpretado a la perfección por el actor Fares Fares, triste, apocado, viudo y con un cigarrillo en cada fotograma del filme. La atmósfera política funciona como una mecha encendida y la resolución del misterio coincide con la revuelta social. ¿Cuál es la falla entonces?

El director busca naturalismo en el retrato de El Cairo, una ciudad abyecta, alejada de cualquier postal turística. Claro que lo consigue: todo destila decadencia y opresión. Pero a este naturalismo se le superponen los clichés caricaturescos del cine noir: políticos poderosos, femme fatal, sicarios implacables, buenos que terminan siendo malos o viceversa y líneas de diálogo tan obvias que escuchadas en español provocarían vergüenza.
Cada compuesto que favorece la estructura del policial desfavorece la impronta naturalista. Dos fuerzas que se saben necesarias para hacer de esta película una alternativa destacable pero que nunca terminan de amigarse.