Criaturas nocturnas

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

Todo lo que sabemos de Anna es que es una niña que ha sido criada en el encierro, al cuidado de un hombre sumamente misterioso al que identifica como su padre. En un vínculo particular, extrañamente perturbador, que rápidamente nos hace acordar a la historia de cautiverio de la ganadora del Oscar “The Room”.
Anna crece no solamente privada de su libertad sino que su “carcelero” ha hecho todo lo posible para que ella no tenga ningún elemento para poder conocer algún dato sobre sus orígenes ni sienta la necesidad de salir al exterior.
Para cumplir con su objetivo, Daddy ha pasado las noches sembrándole el pánico, contándole historias sobre criaturas de dientes afilados y garras puntiagudas que deambulan por el bosque al acecho de niños que terminarán comiéndose: los Wildlings.
Un hecho trágico hará que Anna quede al cuidado de la agente Ellen Champney en quien encontrará contención frente al hecho ocurrido y además representará para ella un hogar temporario: será el principio de comenzar a ejercitar su libertad, asistir a clases en un colegio y poder relacionarse con sus pares y fundamentalmente entablar un vínculo con el hermano de Ellen, Lawrence, por quien se sentirá sexualmente atraída.
Lo atractivo en “CRIATURAS NOCTURNAS” son los giros permanentes que va dando la trama, y aunque para los conocedores del género, en algunos casos resulten algo previsibles, lo interesante es que la película va mutando en los climas y en su propuesta, sin perder el concepto de cine de género en donde se instala.
En un primer momento, será importante reflejar el a Anna en esta nueva etapa de descubrimiento de la libertad, que ocurre además en plena adolescencia lo que juega como una especie de “coming of age” en ese doble tránsito que hará la protagonista –de niña a mujer, de prisión a libertad-.
Pero apenas la historia instale a Anna en su nueva vida, rápidamente aparecerán los cambios tanto psicológicos como físicos, mientras vaya descubriendo ciertas pulsiones que la habitan y que irán develando su verdadera identidad, su verdadero origen.
Fritz Böhm construye un filme con un ritmo que no decae en ningún momento y que logra crear un clima enrarecido y un suspenso creciente. Claro está, que dentro del género hay ciertos cánones a seguir y ciertas reglas a las que Böhm se atiene estrictamente, por lo que a los fanáticos del género puede parecerles que esta historia ya ha sido contada cientos de veces y que el director, en un envoltorio visualmente atractivo, no presenta ninguna otra idea novedosa.
Por el contrario, para aquellos que no fanatizan con el cine estrictamente de terror, “CRIATURAS NOCTURNAS” puede parecer un acercamiento interesante al mundo interno de Anna y su descubrimiento en la criatura que ella desconocía ser. Visualmente muy atractiva y con buenos efectos especiales, la solidez que puede entregar esta ópera prima, reside particularmente en la elección de Bel Powley como su protagonista excluyente.
La actriz de enormes ojos celestes, que brilló en “Diary of a teenage Gil” y en la comedia “Carrie Philby”, muestra una nueva faceta y da cuenta de que puede imponer su presencia en la pantalla. Brad Dourif como Daddy, desde su aparición hace ya más de cuarenta años en “Atrapado sin Salida”, vuelve a entregarse a un personaje desequilibrado, al que nos tiene acostumbrados y que genera, sobre todo en la primera parte del film, el clima necesario para instalar la historia.
Liv Tyler como Ellen, la agente de policía que intentará rescatarla, luce demasiado acartonada y no logra encontrarle resolución a su personaje. Un papel que no conviene develar, para aquellos espectadores que todavía puedan asombrarse si no son fanáticos del género, le da a James Le Gros una buena posibilidad de lucimiento.
Y en definitiva, a la propia “CRIATURAS NOCTURNAS”, el vehículo para sumirse en algunas escenas que bordean lo onírico, lo fantástico y un clima particular en donde Anna descubrirá que las historias de los Wildlings que le contaban de pequeña, no estaban tan alejadas de la realidad. Y para cuando esto le haya sido revelado, su cambio más profundo, ya ha sido (casi) completado.